- ¿Sorprendido por su candidatura a mejor profesor de Secundaria de España?

-Sí, sí, sí. No creía que fuese yo el perfil de esto porque es un perfil más académico, yo no soy tanto como lo que se pide, que es profesores que tengan sus publicaciones y que trabajen en contacto con la Universidad, y no suele ser mi caso. Yo soy más de pie de obra.

- ¿Cómo es como profesor?

-No sé. Me gusta dar clase. Me gusta mucho el aula, me lo paso muy bien con los chicos. Y me gusta animar a otros profesores que hagan cosas. Me gusta cara a cara, no con artículos o algo tan formal como lo que se pide para estos premios. Me gusta ver la cara de la gente a la que le estoy contando algo.

- Parece que no les importó.

-Sí, yo estoy sorprendido y feliz. Y los otros profesores a los que conozco son muy buenos. Ahora acabo de impartir un curso de dispositivos móviles en el aula y lo damos Xacobo [otro de los candidatos a mejor docente de España] y yo. Es mi amigo. Y a Luz, la otra finalista gallega, la conocía por redes sociales, conocía lo que hace, coincidimos en congresos. Es un orgullo.

- ¿Quién le propuso?

-No lo sé. No sé quién me propuso. Estoy sorprendidísimo. Todo el mundo me dice que puede haber sido aquel o el otro. Pero no sé si fue una persona, varias. Incluso pedí en redes sociales que quien fuera lo dijese porque que quería agradecérselo. Te proponen, tú presentas tu currículum, adaptado a lo que plantean, y explicas si eres innovador en clase, cómo trabajas en redes sociales, si tienes doctorado, que no es mi caso, si escribes artículos, que escribo pocos. Dar a conocer lo que haces.

- ¿Cómo es un buen profesor?

-El que enseña con el corazón. El que enseña a sentir a sus alumnos lo que está dando. Yo puedo dar Literatura o Ciencias, pero que a los chicos les llegue lo que estoy explicando, lo que yo les propongo. Un profesor tiene que plantear problemas a los alumnos, hacer que se superen a sí mismos todos los días. Te tiene que meter en líos, apuntarte a una feria, hacer que intentes hacer algo aunque te cueste, plantear retos. Un buen profesor es el que está animando al lado. A pesar de que no sea esa la figura que se ve. Los profesores fiscalizamos poco y más bien echamos una mano. No tenemos por qué fiscalizar nada. A veces se nos ve con ese perfil.

- ¿Será porque hay otros profesores que sí lo hacen?

-Espero que no. Yo estoy en un entorno muy agradable, un instituto donde se promocionan muchas cosas.

- Buena parte las promociona usted.

-Sí, pero no soy el único, si fuese el único loco posiblemente estaría apartado en una esquina. Muchas cosas no se podrían hacer sin el trabajo de los compañeros y del equipo directivo. Si yo estoy cómodo trabajando es porque ellos hicieron mucho trabajo antes. Y los compañeros nunca dicen que no cuando les propongo algo, enseguida están dispuestos a colaborar.

- ¿Usted consigue que los alumnos se superen cada día?

-Quiero pensar que sí, que mis alumnos intentan mejorar cada día lo que están haciendo, cambiar algo alrededor. Intento acercarlos al mundo, no protegerlos en una burbuja. Enseñarles in vivo, no in vitro. Así el golpe con la realidad será un poco menor.

- El David Buján de Cambre

-Posiblemente sí. Todo lo que hago es intentar acercar la ciencia a los niños. Todas las actividades que haces acaban repercutiendo en ellos. No buscas esto, ni siquiera conozco a los que me propusieron.

- ¿Qué cambiaría del sistema educativo?

-Muchas cosas. Cambiaría no cambiar tantas leyes. Que se pusieran de acuerdo. Los profes tenemos muy claro lo que queremos

- ¿Qué quieren?

-Estabilidad para trabajar. Hay mucha innovación que no tiene que venir planteada por ley, se puede plantear en las aulas. No hay que cambiar la ley tantas veces, no es necesario.

- ¿Deberían los centros tener más margen?

-Yo creo en la autonomía de los centros, que sean capaces ellos de gestionar la programación y otras cosas. Se puede innovar también desde el centro. No es necesario cambiar leyes y crear tal desbarajuste a veces cada vez que se cambia una ley, cuando en realidad todos los profes queremos algo similar. Los países donde no se cambia la ley tan a menudo suelen obtener mejores resultados. Finlandia es el ejemplo, llevaba 20 años con la misma ley de educación, lo único que cambiaron fue, hace 4 o 5 años, la programación, y lo plantearon con tiempo, lo estudiaron 3 o 4 años. Hay muy poca improvisación en su caso. Las ideas surgen del profesorado.

- Si aquí se les escuchara, ¿qué propondría usted?

-En principio, estabilidad. Después, que a los chicos se les pidiese memorizar menos y realmente se potenciase sus competencias, su habilidades. Es necesario potenciar las habilidades de los chicos.

- ¿Y cómo se hace eso?

-Desde la clase. No preguntando solo las cosas que memorizaron, sino haciendo que intenten solucionar problemas, no de Física o Química, sino del mundo real. Y ahí tienes que utilizar tus habilidades: de escribirlo, de explicarlo en inglés, de crear hipótesis... Parte de lo que estamos intentando introducir es estudiar la ciencia como si fueras un científico, no como si fueras un loro. Plantearte el problema, ver cómo puedes solucionarlo y una vez que los hayas hecho, sacar conclusiones y comentarlas.

- ¿Usted llega a sus alumnos?

-A veces la forma de medirlo es difícil. Cuando un alumno está contigo en clase y luego quiere estar contigo en club de ciencia, creo que sí. Y cuando después está en la universidad y quiere seguir en el club de ciencia, creo que lo consigo. A veces creo que soy como el flautista de Hamelín, que consigo atraer, y a veces creo que se fían demasiado de mí cuando realmente no saben a dónde los estoy llevando. No sé cómo se fían ni cómo les transmito esa confianza.

- Por algo será.

-A veces soy un poco pasional cuando explico algo que me gusta. Y esa pasión por las ciencias igual se les contagia. Quiero pensar que es eso.