La vida de Vanesa Ares y su marido dio un vuelco cuando Iago cumplió tres meses: "Su cabecita crecía menos de lo normal y empezaron las pruebas". Hasta entonces, esta pareja de Sada disfrutaba de la crianza de un bebé "que aparentemente estaba bien" y no había escuchado hablar nunca del citomegalovirus. Ahora aprovechan cualquier ocasión para alertar de los riesgos de "ese virus silencioso" que no fue detectado durante la gestación y que ha dejado graves secuelas en su pequeño: parálisis cerebral, retraso psicomotor general, problemas respiratorios y epilepsia.

El diagnóstico trastocó su mundo por completo y marcó el inicio de su "lucha" por el bienestar de Iago, un combate en el que la solidaridad ciudadana ha ganado el pulso a la Administración. Su madre relata que la Seguridad Social solo se hizo cargo de los tratamientos que precisa el niño hasta los dos años y que desde entonces han tenido que financiar unas terapias inasumibles para este matrimonio que subsiste con un único sueldo.

"A sus seis añitos, Iago es un niño que cada día se levanta con una sonrisa. Su parálisis cerebral no le impide ser feliz, pero sí a veces esta sociedad que nos pone tantas barreras y nos quita ayudas y terapias", lamenta la madre, que se deshace en agradecimientos hacia allegados, colectivos, vecinos y asociaciones benéficas que durante estos años han aportado su granito de arena para ayudar a su hijo.

Los conciertos benéficos en Sada en los que participaron cantautores como París Joel o los partidos solidarios de los veteranos del Deportivo han sido algunas de las iniciativas que han permitido a Iago acceder a tratamientos y operaciones "imposibles de afrontar" para esta familia y "otras tantas en la misma situación", recalca Vanesa. Arropada por la Fundación Amigos de Galicia, esta madre inmune al desaliento volvió ayer a solicitar la colaboración ciudadana. El objetivo: reunir 6.720.000 tapones para proporcionar a Iago 6 meses de neurorehabilitación, fisioterapia respiratoria y fisioterapia neurológica. Los tratamientos han sido vitales para bienestar al pequeño. Han reducido sus problemas respiratorios y le han permitido ponerse en pie con un molde de yeso proporcionado por fisioterapeutas. "Es algo que le encanta, poder estar un ratito de pie", relata Vanesa.

Ponerse delante de las cámaras para pedir ayuda no es fácil y Vanesa no pudo evitar que ayer se le rompiese la voz al hablar de su hijo en rueda de prensa. "Iago no puede correr como otros niños, tampoco hablar, ni tocar las flores con sus manitas, pero siente, conoce, escucha, mira todo y contesta con su mirada, con su carita expresa perfectamente sus emociones... Nosotros intentamos que tenga la mejor calidad de vida posible y para eso son indispensables las terapias".

Es la primera vez que la Fundación Amigos de Galicia promueve una campaña por Iago. La trabajadora social Noelia Romero compareció ayer con Vanesa para solicitar la colaboración ciudadana. Y la petición ha dado sus primeros frutos. Varios comercios y locales hosteleros han instalado ya puntos de recogida de tapones. "Son muchos los kilos que hacen falta financiar los costes, pero esperamos una buena acogida", aguardan desde la fundación, que destaca que todos los fondos recaudados se derivan directamente a las clínicas.

Este colectivo y la familia de Iago aprovecharon la ocasión para recordar a Reda, Matías, Álex, Alistair, Iria y Belén, otros niños gallegos que han podido someterse a tratamientos gracias a estas iniciativas de recogida de tapones.