El borrador del Plan Xeral de Ordenación Municipal de Bergondo, que se somete actualmente a evaluación ambiental, clasifica como rústicos los terrenos de la polémica macrourbanización de A Longueira. El documento urbanístico rechaza este complejo residencial proyectado al oeste del monasterio de Bergondo que comenzó a gestarse en 2004 y que fue objeto de sucesivos informes desfavorables que frenaron su desarrollo.

El hecho de que el plan general en tramitación clasifique como rústicos los terrenos de A Longueira no significa que el Ayuntamiento dé carpetazo definitivo a este controvertido desarrollo urbanístico. Las normas subsidiarias en vigor mantienen este sector (UR R-3) que, de comenzar a ejecutarse antes de que se apruebe definitivamente el plan general, tendría que reformularse para acatar las limitaciones impuestas por la ley de suelo y el Plan de Ordenación do Litoral.

La memoria del plan general, a exposición pública, recogía dos posibles alternativas de desarrollo. Una de ellas, que finalmente ha sido descartada por el equipo redactor, sí recogía un sector de suelo urbanizable en A Longueira, aunque de dimensiones muy inferiores a las previstas inicialmente, cuando se estimaban 1.078 viviendas.

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Los redactores destacaban el hecho de que el plan de sectorización de A Longueira disponía de un informe previo de la Secretaría Xeral de Urbanismo para su aprobación definitiva y abría la puerta a mantener una bolsa de suelo urbanizable con capacidad para 158 viviendas.

Este polémico desarrollo fue mermando con el paso de los años. De las más de mil viviendas previstas inicialmente pasó a ochocientas y posteriormente a unas quinientas. La comisión gestora fue reformulando el ámbito a la vista de los informes autonómicos negativos, el primero de ellos de 2006, seguido de otro de inviabilidad en 2010.

La urbanización de A Longueira fue precisamente uno de los "pelotazos" a los que apeló la oposición para tumbar el 2010 el plan general de Bergondo. El partido más crítico con este desarrollo fue el BNG y, posteriormente Anova, formación que lleva actualmente las riendas de Urbanismo (área que comparte con la alcaldesa, del PSOE).

El sector de A Longueira no es el único que recoge el planeamiento actual que no tendrá cabida en el PGOM. El equipo redactor aboga por suprimir los seis ámbitos de suelo urbanizable residencial pendientes de desarrollo que recogen las normas subsidiarias. Justifica su decisión por su "apuesta por consolidar los suelos urbanos existentes".

El borrador del plan general clasifica como urbanos los tres principales núcleos de población: Bergondo, Guísamo y, por primera vez, Gandarío. Según recoge la memoria, el PXOM delimitará como suelo urbano 88,8 hectáreas de Gandarío (19 como no consolidado, de las que 15 se reservan para actuaciones residenciales intermedias); en Bergondo reconoce como núcleo urbano 112 hectáreas (22 de ellas delimitadas como non consolidado, de las que 1,5 se reservan para actuaciones residenciales intermedias); y en Guísamo reserva 99 hectáreas (22 de ellas de no consolidado). El documento urbanístico delimita 416 hectáreas de suelo de núcleo rural (180 de ellas de suelo de núcleo rural tradicional). El PXOM crea la figura de las "unidades de autopromoción colectiva" en este tipo de suelo, que permitirían levantar edificios en zonas de casas unifamiliares.

El equipo redactor establece un máximo de 2.800 nuevas viviendas (unas 2.300 en suelo de núcleo rural y 500 en urbano.). La previsión es muy inferior a la que contenía el plan general que el Concello elevó a pleno en 2010, que proyectaba un total de 4.291 nuevas viviendas -478 en suelo urbano consolidado, 1.522 en no consolidado, 794 en rural y 1.497 en urbanizable diferido, que son el resto de suelos urbanizables no sectorizados-.

Las previsiones del anterior equipo redactor, Oficina de Planeamiento, contrastan con las que maneja el actual, la Unión Temporal de Empresas formada por Jornet-Llop-Pastor, María Ríos Carballeira y Gabriel Jubete i Andreu. Mientras que los anteriores redactores estimaban que Bergondo ganaría unos 275 nuevos vecinos al año; el actual equipo pronostica que, como mucho, en 16 años habrá unos 537 nuevos vecinos.