"Me llevé un susto de muerte cuando me llamaron del Ayuntamiento, yo estaba trabajando en A Coruña, porque el molino es la parte más bonita de la casa. No sé qué voy a hacer, porque se abrió una grieta y todo el resto del molino corre riesgo de caer también, sobre todo cuando llegue este nuevo temporal. Por eso estoy vaciando todo", contaba ayer con pena y mucho nerviosismo Teresa, la propietaria de la edificación que se vino abajo al mediodía sobre el río Merorío Mero, a poco más de 150 metros de la presa de Cecebre.

El molino es más que centenario y está protegido en la normativa de Cambre junto con otros cinco del municipio. Está situado en el lugar de Galiñeiros, por donde discurre el paseo fluvial y por eso Protección Civil cerró ayer el paseo en ese tramo, donde también la Guardia Civil puso cinta para impedir el paso ante el peligro de más caídas de este molino situado encima del río.

Este paseo es muy frecuentado por vecinos que pasean con sus perros y por ciclistas, y fueron los que alertaron de la caída de toda una esquina del molino sobre el agua. Se fue al río parte de la pared de piedra, el suelo de hormigón y mobiliario como un banco, sillas, cojines o una lámpara. "Por suerte no le pasó nada a la maquinaria, a los cuatro molinos", que se conservan intactos, explicó Teresa. Ella vive habitualmente en la casa anexa al molino.

El alcalde de Cambre y el arquitecto y aparejadora municipales acudieron a la zona y estos últimos apuntaron como causas del desplome el incremento del caudal del río, las fuertes rachas de viento de estos días y el paso de tiempo que influyó en el "colapso" de los cimientos del molino. El regidor mandó apuntalar la estructura ante la previsión del nuevo temporal.

Vecinos indicaron que estos días la presa de Cecebre, situada unos pocos metros más arriba, suelta "muchísima agua que sale a mucha velocidad", y pudo influir en esta caída. Responsables de Emalcsa explicaron ayer que la presa cumple con los "parámetros de seguridad" que marca la normativa del Plan Hidrográfico, y que el máximo embalsado permitido ahora es el 60%.

"Estamos soltando lo mismo que entra. El máximo a soltar son 70.000 litros por segundo y estamos soltando entre 9.000 y 10.000", destacaron responsables de la presa.

Las intensas y continuas lluvias de los últimos días después de una prolongada sequía parece que no han sentado bien al embalse de Cecebre. Apareció una grieta en la zona intermedia del azud, donde está una de las tuberías intermedias de agua, que fue reparada con rapidez, como medida de urgencia para evitar otros problemas, pero es necesario acometer una "reparación completa" en primavera, cuando mejore el tiempo", según destacó Emalcsa, responsable de la presa que abastece de agua a la comarca coruñesa.

No solo apareció una grieta en una de las salidas intermedias de la presa sino que la acción del agua, su gran caudal y velocidad al abrirse las compuertas durante estos últimos días, hizo que se desplomasen las márgenes de tierra a lo largo del cauce, las más cercanas al borde de la presa, y por eso el pasado mes de diciembre se hizo un relleno y explanación en cada margen, además de construir un muro de escollera en cada lado.

Sin embargo, la gran cantidad de agua de estos días, y saliendo tanto tiempo por las compuertas, ya ha hecho mella en esta obra recién ejecutada: el tramo final de la escollera de una de las márgenes ya ha perdido varios bloques de piedra y en la otra orilla ha surgido una grieta en paralelo al cauce en el terreno de tierra, que indica que se está desplazando ya el relleno río adentro.

"La escollera se construyó como amortiguador del empuje del agua, y en cuento mejore el tiempo también se reparará, para primavera. Todo está funcionando en parámetros de normalidad en la presa, después de un tiempo peculiar de una sequía seguida de temporales fuertes. Pero si alguien tiene dudas puede llamar a Emalcsa", destacaron desde la concesionaria.

Ayer el único que estaba feliz de la fuerza del agua, que conseguía nebulizar todo el entorno del embalse como si hubiese niebla, era un cormorán que tras zambullirse y deleitarse entre el intenso oleaje del agua salida de las compuertas, se subió a una orilla a desplegar sus alas para secarse bien al sol.