El silencio es necesario, imprescindible€ pero, ¿existe realmente? Se supone que es dejar de oír, de escuchar, que alguien deje de hablar, de gritar, de susurrar y hasta de respirar. En ocasiones pedir silencio es de locos, pues hasta en las grandes ciudades las aceras se mueven por el ruido del metro, la gente, los coches€ En el campo siempre habrá una campana de iglesia, un gallo madrugador o trasnochador que esté rompiendo ese silencio que buscamos€ pero, ¿dónde está ese silencio?

Me siento defraudado, dicen que existe el silencio y ¡no lo encuentro! Ni en casa, ni en el instituto, ni siquiera en mi cuarto cuando voy a dormir. Tendría que probar a ir a la cima de una montaña pero quizás allí me ensordeciese mi eco, podría probar a no hablar con nadie para silenciar mi voz, pero esta estallaría en mi cabeza.

Si buscamos en el diccionario su definición€ abstención de hablar, falta de ruido,€ pero ¿es suficiente? Si yo dejo de hablar pero no lo hacen los demás, no habrá silencio; si yo dejo de hacer ruido, pero lo hacen los demás, no habrá silencio. Todo es una cadena, una rueda. La rueda del ruido, la rueda del no silencio.

Cuando alguien dice: ¡Silencio,por favor!, pide lo imposible. El silencio definitivamente no existe. Cada persona acaba buscando su momento de paz o de silencio en los lugares más inexplicables como el bullicio de una cafetería o el murmullo del mar.