Todos los comerciantes, vecinos y empresarios que han asegurado que actualmente es muy difícil aparcar en el centro de Santa Cruz por estar en ejecución cinco obras simultáneas "mienten bellacamente". Así lo aseguró ayer el alcalde de Oleiros, Ángel García Seoane.

Todos los que han tardado más de quince minutos en estacionar en la localidad en los últimos meses, o han estado dando vueltas y han optado por irse al no poder aparcar, sobre todo a determinadas horas, no existen, ya que según García Seoane las obras no han quitado aparcamiento. El regidor citó la ejecución del nuevo hotel que sustituirá al Maxi, que subraya que no ha eliminado ninguna plaza (pero sus trabajadores sí tienen que aparcar para venir a trabajar y se reducen plazas).

Seoane también aseguró que tampoco eliminó estacionamiento la obra de construcción de un edificio de viviendas junto al parque Luis Seoane "salvo en la calle de arriba", que está cortada al tráfico. Esta actuación también implica salidas de camiones y otra maquinaria que implica restricciones de tráfico, al igual que sucedió en la obra de Urbher en la avenida Concepción Arenal, donde varios días se cortó un carril al tráfico por la salida de maquinaria.

El alcalde de Oleiros considera que quien genera el problema son los propios vecinos del centro de Santa Cruz porque tienen todos garajes en sus edificios y optan por aparcar en la calle. Agregó que también sucede así en Santa Cristina donde "al mediodía los vecinos dejan el coche en la calle y no en el garaje y los que van no encuentran dónde aparcar". Subrayó que en Santa Cruz ahora las obras en ejecución son para mejorar la localidad, su suministro de agua, su red de residuales y el tráfico.

Seoane también rechazó las críticas de los padres sobre el parque infantil que se trasladó a la plaza interior de Enrique Líster por las obras del tanque de tormentas. Aseguró que solo hay "una laminilla de agua" junto al columpio, nada de charcos. Los propios vecinos señalaron que cuando hay unos días seguidos sin llover, sobre todo en la zona del caucho suelto donde están los juegos, no hay agua, pero en cuanto llueve se encharca todo y el agua del charco puede llegar a la altura del tobillo, como testifican fotografías. La lluvia embarra la zona del banco de madera y la zona de césped y anega incluso la acera que lo rodea.