Gozan de una salud envidiable para haber superado con creces el siglo de vida y ocupan los primeros puestos en el ranking del patrimonio natural coruñés. Son diez los ejemplares arbóreos de la comarca que la Xunta incluye en el Catálogo de árbores senlleiras de Galicia. Algunos hunden sus raíces en Australia, como los gigantes del pazo de Mariñán, cuyas simientes viajaron en la maleta de un fraile desde las antípodas y alumbraron los primeros eucaliptos de Galicia.

No todos tienen la suerte de gozar de los cuidados diario y las vistas a la ría de las que disfrutan estos centenarios de Mariñán. Otros ejemplares singulares de la comarca malviven desde hace años con ruina, como el tejo de Baldomir, último testigo del esplendor del pazo construido en el siglo XVIII del que apenas queda rastro y que los cronistas describieron como uno "de los más hermosos de As Mariñas".

Seis de los diez ejemplares que recoge el catálogo autonómico pertenecen al concello de Bergondo. Las casas señoriales de este municipio albergan algunos de los ejemplares más singulares. El pazo de Mariñán puede presumir de acoger en sus jardines a cuatro de las especies más valiosas de la comarca: los primeros eucaliptos plantados en Galicia, un mirto, una pacana de Illinois y unos plátanos en sombra.

Otra casa señorial de Bergondo, la de O Casal, alberga una secuoya gigante. El ejemplar, de 30,5 metros de altura tiene alrededor de 150 años, por lo que se puede considerar un ejemplar joven dado que esta especie originaria de California puede vivir más de dos mil años.

Otro pazo que esconde un importante patrimonio arbóreo es el de Meirás. La propiedad de los herederos del dictador Francisco Franco alberga un espectacular cocotero de Chile de 17 metros de altura, 11 de diámetro de copa y unos 125 años.

Oleiros puede presumir de acoger en su territorio uno de los "árboles más espectaculares de la geografía gallega", según la Xunta. Se trata de un ombú que echó raíces en As Torres, que comparte distinción con el pino insigne del castillo de Santa Cruz. Culleredo atesora un espectacular Ginkgo en Vilaboa.