Los pescadores gallegos suelen decir que el mar es impredecible y que puede dar muchas sorpresas. Lo que les ocurrió a los cuatro marineros del pesquero gallego Estrella Verde en la noche del pasado jueves al viernes lo certifica. La tripulación del barco, con base en Caión, se sorprendió cuando encontró entre una partida de jurel que levantaban en el aparejo un pez volador de 30 centímetros de longitud. El buque lo capturó en el caladero de O Pego, muy próximo al puerto exterior de punta Langosteira, mezclado con el jurel.

Lo sorprendente del hallazgo es que esta especie suele vivir en aguas tropicales o subtropicales pero no en estas latitudes del Atlántico, aunque otro ejemplar ya fue capturado hace unas semanas por pescadores de Camariñas.

El patrón mayor del pósito de Caión y patrón-armador del cerquero Estrella Verde, Evaristo Lareo, asegura que, desde hace más de 30 años no se veía esta especie en aguas de Galicia y descarta que su presencia tenga que ver con la subida de las temperaturas que provoca el cambio climático. "Hace 30 o 40 años no hablábamos de cambio climático y este tipo de pez volador, sin ser avistado cotidianamente, tampoco era desconocido para nosotros. De cualquier manera puedo asegurar que hace más de tres décadas que desapareció de nuestras aguas".

El patrón del buque separó el ejemplar de pez volador de las capturas de jurel realizadas durante la jornada de faena para guardarlo en un frigorífico de su casa y poder conservarlo.

A primera vista, el pescado tiene una cierta similitud con la sardina aunque su tamaño es superior a la media que alcanza esta especie en nuestras aguas a estas alturas de la costera y su color -grisáceo azulado, con flancos plateados- es más parecido al de la aguja y no tiene escamas. Mientras, los ojos son más planos que los de la mayoría de los peces, lo que le permite ver fuera del agua.

El pez volador, como todos los ejemplares de su familia -hay 70 especies agrupadas en nueve géneros- cuenta con grandes aletas pectorales que le permiten vuelos planeados fuera del agua como consecuencia del fuerte impulso que toma en éstas a gran velocidad y que le permiten planeos a unos 50 o 60 kilómetros por hora. Además, puede alcanzar distancias de entre 50 y 100 metros, por lo que en otras latitudes es habitual que aparezcan ejemplares en las cubiertas de los barcos.

El hábitat natural de esta especie es el océano, lejos de la costa, si bien en verano se aproxima a tierra. Es un pez pelágico, por lo que vive cerca de la superficie del agua, se alimenta de plancton y, aunque se puede encontrar en todos los océanos, se localiza frecuentemente en aguas cálidas del trópico o el subtrópico.

Este hallazgo supone verificar una vez más la existencia de flujos en el mar que provocan la llegada a las costas gallegas de especies originarias de otras zonas del planeta.