Los accidentes de pesqueros están de actualidad en Galicia tras el naufragio del pesquero Nosa Cantiga frente a Portugal y el vuelco del Hermanos Landrove a 20 millas de Cedeira, siniestro en el que falleció el patrón de la embarcación. Muchos incidentes tienen que ver con problemas de estabilidad, un asunto recientemente tratadoen Vigo dentro del seminario La estabilidad de los pesqueros y las tripulaciones, dirigido por el ingeniero naval Guillermo Gefaell.

-Los últimos accidentes, ¿cree que tuvieron que ver con problemas de estabilidad?

-Los dos siniestros más graves ocurridos en Galicia están relacionados con la estabilidad del barco. ¿Cuáles son las causas? Hay muchas para que un pesquero pierda la estabilidad. Lo que más me extraña del caso del Hermanos Landrove es que es un buque nuevo, que no tiene ni un año, que acaba de pasar todas las pruebas, que son internacionales basadas en los accidentes a nivel mundial. No hay nada infalible, un barco siempre puede dar la vuelta. Una ola de rompiente por el costado y de la altura de la manga del buque, seguramente le da la vuelta.

-Sí, pero en este caso el mar estaba en calma.

-La verdad es que no era el caso. Un barco nuevo, que ha pasado todas las pruebas, en un día con el mar en calma, que se dé la vuelta... La verdad es que me asombra. La explicación debe darla la investigación.

-El Nosa Cantiga era un barco de más de 40 años que fue reformado, ¿cuál es el mayor peligro que se corre con las modificaciones?

-Se corren riesgos si se hacen sin control, como desgraciadamente pasa a veces: sin pedir permiso y sin proyecto ni estudio técnico previo. Parece que este no era el caso porque las obras estaban autorizadas por la capitanía marítima. Da la impresión de que no hay nada raro desde ese punto de vista. Pero también suena raro que un barco salga al mar y se hunda en un día con el mar en calma. ¿Una inundación progresiva en máquina poco después de ser reformado? También suena rarísimo.

-Hay armadores que acometen reformas sin pedir permiso...

-Desgraciadamente sí, pero son los menos. Debemos mantener la perspectiva y sólo en Galicia hay 5.000 buques que faenan en todos los mares del mundo. El nivel de accidentes es muy bajo pero tenemos que luchar para que no ocurran aquellos que son evitables. Si un barco recibe un golpe de mar y le da la vuelta, es difícil de predecir. Los buques aguantan pero puede haber algunos mal construidos aunque cada vez son menos porque hay más controles. Luego también debe estar bien operado por la tripulación.

-Los pesqueros con reformas realizadas sin permiso, ¿cómo superan las inspecciones?

-Los inspectores no están a bordo todos los días. Lo que no puede ser es que le echemos la culpa a ellos. La seguridad es un tema personal, como cuando uno cruza una calle y mira a izquierda y derecha por si vienen coches. No podemos pretender que se imponga porque venga un inspector o no. De algunos cambios pueden no darse cuenta si no son obras evidentes. Si el usuario no es consciente de que la seguridad es importante para él, estamos dados. Por muchos inspectores que haya, si alguien quiere matarse, acaba matándose.

-¿Por eso hay barcos que, por la línea de flotación, se ve ya que se sumergen más de lo debido?

-Se sobrecargan los buques. Yo entiendo que ganarse la vida en el mar es duro y cuando uno tiene un día bueno y le entra una buena copada coge y se lleva todo el pescado a casa. Muchas veces se deja en la cubierta, si se está cerca del puerto, por no bajarlo a la bodega. Pero cuanto más altos estén los pesos más inseguridad, y se puede correr la carga, aunque se sujete bien, porque los pesos altos son enemigos de la estabilidad.

-Un experto me contaba hace unos meses que incluso las manos de pintura en las partes altas afectan a la estabilidad.

-Sí, sí. Posiblemente el efecto sea pequeño comparado con otros cambios pero no cabe duda de que todo suma. Los barcos son como las personas: engordan con los años, sobre todo en las zonas altas, que es donde se hacen las obras. Un cambio sólo igual no afecta, pero sumando unos poquitos al final es mucho.

-¿La edad de los pesqueros tiene que ver con los problemas de estabilidad?

-Puede haber buques de 40 años perfectamente seguros, que los hay. La edad no es necesariamente un síntoma de peligro. Si el armador hace cambios pero consultando con un técnico y con el permiso correspondiente, no debe haber problemas.

-¿Cómo está la flota gallega respecto al resto de España u otros países en materia de seguridad?

-En general está bien, las estadísticas no son tan malas. Lo que pasa es que no nos gusta que haya accidentes, ni uno solo, y ahí debe haber tolerancia cero. El objetivo debe ser que no haya ni un sólo siniestro al año, y se puede conseguir. En otros países se han propuesto que no los haya y lo han logrado en aquellos que son evitables.

-¿Qué cree que hay que hacer para que esto ocurra aquí?

-Nos queda mucho por hacer en la concertación de los patrones y armadores, que interioricen el tema y que la seguridad del barco sea para ellos fundamental, prioritario.