Un nuevo ataque pirata a un atunero de capital y tripulación gallega frustrado a tiros por la seguridad privada pero en esta ocasión con la novedad de que el propio pesquero persiguió a sus atacantes hasta que fueron detenidos. Ocurrió en la tarde del pasado lunes aunque el incidente no se conoció hasta ayer, cuando el Ministerio de Defensa comunicó la detención de once piratas por la fragata Canarias -integrada en la misión europea contra la piratería Atalanta- y de su traslado a Kenia para ser enjuiciados.

El atunero protagonista de este nuevo episodio fue el Draco, con bandera de Seychelles aunque propiedad de la coruñesa Mar de Hydra, del grupo empresarial ligado a la familia Escurís de A Pobra do Caramiñal. A bordo del atunero, que ayer faenaba ya con normalidad, viajan 33 personas: nueve gallegos, dos vascos, africanos y los cuatro israelíes que asumen la seguridad privada y armada del buque.

El capitán del Draco, el gallego Álvaro Lorenzo, explicó que el incidente se produjo cuando el pesquero faenaba con el aparejo echado al mar a unas 195 millas de Tanzania. Eran cerca de las cuatro de la tarde cuando los agentes de seguridad detectaron la presencia de dos embarcaciones, un esquife y un buque nodriza similares. Cuando el esquife se acercó a unos 800 metros del buque, los agentes de seguridad privada comenzaron a disparar. "Primero fueron disparos de advertencia al aire, luego como no desistían, dispararon al agua y así hasta que decidieron marcharse".

Desde el pesquero, mientras recogía el aparejo a toda velocidad, se avisó del ataque a la fragata Canarias, que les comunicó el envío de un helicóptero. La seguridad de que "en media hora llegaría el helicóptero" permitió al capitán tomar la decisión de perseguir a los piratas para "no perderles la pista". En poco más de dos horas los piratas del esquife, ocho somalíes, estaban detenidos por la Canarias. Después la fragata interceptó una ballenera, que tenía tres sospechosos a bordo.