Los piratas que asaltaron al petrolero Mattheos I vendieron en alta mar a dos buques clandestinos sin bandera las 7.500 toneladas de gasóleo robadas, en sendos trasvases realizados en los 11 días que duró el secuestro. El capitán del buque, el peruano Luis Alberto Chamochumbi, reveló ayer en Madrid lo que los piratas hicieron con la carga confiscada mientras permanecían retenidos sus 23 marinos en el golfo de Guinea.

Chamochumbi llegó ayer al aeropuerto de Barajas junto con tres de los cinco españoles que integraban la tripulación -entre ellos el coruñés Saturnino Galán y el pontevedrés Damián Aguín, jefe de máquinas y tercer oficial respectivamente- y calificó el secuestro como una experiencia más. Galán también aterrizó ayer por la tarde en el aeropuerto de Alvedro en un vuelo de Spanair procedente de Madrid, pero no hizo declaraciones a los medios. Sus familiares abandonaron justo el día después de conocer la noticia del rapto su domicilio coruñés y los vecinos no los han vuelto a ver. Varios de ellos explicaron ayer que el hijo del jefe de máquinas y su mujer se trasladaron al pueblo de esta última para pasar el calvario en compañía de los suyos. Otra de las vecinas, que conoce a la familia desde hace más de 30 años, confirmó que ni el marinero ni sus allegados pasarían por el inmueble en toda la jornada de ayer. "Si no quieren ser vistos les sobran sitios donde esconderse", añadió.

Quien sí habló ayer y contó los detalles del incidente fue el capitán del navío en la sede de la propietaria del barco, Consultores de Navegación, en Madrid. Chamochumbi desveló que de las 40.000 que transportaba el Mattheos I desde el puerto de Rótterdam (Países Bajos) , entre 7.600 y 7.800 toneladas de gasóleo fueron robadas. Unas 5.000 se vendieron a un barco, y el resto a otro, ambos sin bandera. "La persona que está en tierra comunicándose con ellos (los piratas) de forma permanente busca compradores y una vez que lo consiguen mandan al buque a la posición donde va a estar el barco esperando", afirmó.

También aseguró que en el momento del trasvase del gasóleo en alta mar, los piratas estaban "nerviosos" al temer que se les tendiera alguna trampa, aunque no abrieron fuego en ningún momento. Chamochumbi recalcó que los 11 piratas que integraban el grupo estaban "muy organizados" y conectados en todo momento con un teléfono satélite. "Saben lo que hacen, lo que buscan y qué van a hacer con lo que buscan" señaló. Además, aclaró que los asaltantes hablaban inglés y un dialecto nigeriano, tenían distintas edades y eran de complexión atlética.

Por su parte, la portavoz de la naviera, Sheena Campbell negó de plano que se pagara rescate por la liberación. "Nunca hubo ningún contacto con los piratas. Nada de nada, seguro. Ni con la Armada, ni con el Ministerio de Exteriores. Nunca pidieron ningún rescate. No se pagó nada, ni se pidió nada", matizó.

Chamochumbi reconoció que temió por su vida y por la de los tripulantes, a pesar de que les dijeron cuando perpetraron el asalto que su única intención era robar la carga y las pertenencias de los marineros. El peor momento -reveló- fue durante el asalto, aparte de los primeros días, que también fueron "bastante tensos porque los piratas querían demostrar su autoridad". "Siempre andaban con armas, que eran tipo metralletas", recordó el capitán. Los tripulantes fueron divididos en tres grupos, sin ser amarrados, ni amordazados, aunque sí encañonados cuando se acercaba algún barco.

. l joven sevillano Miguel Sastre -que se encontraba de alumno haciendo prácticas en el petrolero- viajó también ayer en el vuelo de Ámsterdam a Madrid, e indicó a su llegada que su "bautizo en el mar" ha sido un "comienzo a lo grande". Y el primer oficial del petrolero, Manuel Bilbao, natural de Ferrol; ya tuvo la ocasión de reencontrarse anteayer con su familia en el aeropuerto de Tenerife.