La Comisión de Investigación de Accidentes e Incidentes Marítimos (Ciaim) ha publicado nuevos informes de siniestros de buques pesqueros que demuestran que entre las principales causas de estos sucesos están la sobrecarga de los buques, las reformas irregulares en su estructura y el incumplimiento de las normas de estabilidad.

El naufragio del arrastrero de Marín Villa de Aguete -el 1 de julio de 2009 en aguas de Mauritania, a 25 millas de cabo Blanco- y la escora sufrida por el pesquero de Celeiro Currana Tres -el 14 de mayo de 2010 a 50 millas de la costa occidental irlandesa- se produjeron porque los dos buques se sumergían demasiado, según los investigadores de la Ciaim. En el primer caso falleció uno de los tripulantes (el segundo patrón, de Marín) mientras que en el segundo los marineros lograron corregir la escora y llegar a puerto.

El Villa de Aguete, explican los expertos, navegaba habitualmente sobrecargado y con la compuerta exterior de la tolva de desperdicios cerca del nivel de mar o sumergida. Además, el buque solía operar con la puerta interior de este conducto abierta, por la incomodidad que suponía retirar la cinta transportadora que conducía los desperdicios al exterior. De esta forma podía entrar agua a bordo si no se cerraba bien la puerta que daba al mar.

En el momento del accidente la tripulación había subido a popa entre 25 y 30 toneladas de pescado capturado, lo que hizo que el pesquero se sumergiese todavía más. Por ello, la Ciaim considera que la causa más probable de la inundación fue la entrada de agua en el parque de pesca a través de la tolva de desperdicios, al quedar mal cerrada la puerta que daba al exterior. "El buque era muy sensible a un error operacional en la manipulación de la tolva de desperdicios ya que el simple hecho de no comprobar que la compuerta exterior no estuviera cerrada podía provocar la inundación del parque de pesca", reza el informe sobre el naufragio del Villa de Aguete.

El caso del Currana Tres fue prácticamente idéntico. La inundación se produjo por la tolva de desperdicios, que no estaba "debidamente controlada". En esta ocasión, reconocen los investigadores, la intervención de la tripulación -que cerró la puerta de desperdicios, corrigió la escora del buque con la grúa y reemplazó el motor estropeado de una bomba de achique- logró evitar el naufragio.

Los informes de ambos sucesos también revelan irregularidades de la Administración en su actuación. El Currana Tres aumentó su peso en 59 toneladas en un plazo de 11 años sin que las autoridades marítimas tuviesen conocimiento de ello y la propia Administración autorizó reformas en el buque una vez que ya habían sido realizadas y pese a que afectaban a su estabilidad.

Mientras, en el caso del arrastrero Villa de Aguete las autoridades marítimas aprobaron el libro de estabilidad del buque "considerando como primer punto de inundación un punto por encima de la tolva de desperdicios", lo que supone que este conducto que da al exterior podía navegar permanentemente sumergido. La Administración Marítima también renovó el certificado de francobordo del buque -de los niveles hasta los que puede sumergirse- pese a que el arrastrero carecía de las marcas correspondientes.

La Ciaim alerta además de que desde el accidente del Currana Tres "no se ha tomado ninguna medida efectiva para garantizar que no vuelva a ocurrir un incidente similar a este buque". El pesquero sigue navegando sobrecargado puesto que no se ha limitado el volumen de carga de pescado ni el peso del buque y tampoco se eliminó la tolva de desperdicios por la que se produjo la inundación.

Sobre el naufragio del Villa de Aguete, los expertos también aclaran que el arrastrero solo dio la alerta de socorro a un buque que estaba en las inmediaciones, y no un aviso general, que podría mejorar el rescate de los tripulantes. Además, aseguran que la tripulación no tenía la formación adecuada para hacer frente a una emergencia. En el abandono del buque lanzaron una balsa salvavidas al mar, esta se volteó, quedando quilla al sol, y los marineros no supieron darle la vuelta.