Si aún el martes la secretaria general del Mar, Alicia Villauriz, exigía a Greenpeace una rectificación "urgente e inmediata" del informe en el que la organización ecologista acusa a España de permitir la pesca ilegal y de conceder ayudas a empresas armadoras que incumplen las leyes, ayer fueron todas las organizaciones que representan al sector y la industria pesquera y acuícola española las que se unieron para denunciar lo que entienden como "una campaña de desprestigio internacional" contra España, por parte de grupos ecologistas, con vistas a la reforma de la Política Pesquera Común (PPC).

El sector alude a informes como los de Greenpeace, Oceana o del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ), críticos con el Gobierno y las ayudas concedidas a la flota española.

Los representantes de la industria pesquera explicarán hoy mismo, en una comparecencia pública ante la sede madrileña de la Secretaría General del Mar, la situación, pero ya han hecho llegar sus quejas, mediante una carta, al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, a los de los gobiernos autonómicos y a los candidatos de los partidos políticos que concurren a las próximas elecciones generales.

El documento está firmado por la patronal conservera Anfaco, por la Confederación Española de Pesca (Cepesca), la Asociación Nacional de Mayoristas (Anmape), la federación de minoristas Fedepesca, la asociación de industrias congeladoras y transformadoras Conxemar, la organización de productores piscicultores Aquapiscis, la asociación de acuicultura marina Apromar y los sindicatos UGT y CCOO.

En su escrito critican la "actitud cada vez más radical" de los grupos ecologistas y otras entidades, que recientemente han publicado informes "contra España y su industria pesquera". Además, el sector pesquero español denuncia que se está intentando "confundir a los ciudadanos y crear una corriente de opinión en contra de los españoles en la UE y los foros internacionales" e influir en las negociaciones de la reforma de la PPC.

Precisamente ayer, activistas de Greenpeace se lanzaron al agua a 200 millas de Irlanda para detener un buque francés y denunciar el daño que causa el arrastre en el mar.