Los mariscadores que trabajan en la ría de Ferrol denuncian que la presencia de toxina lipofílica -conocida comúnmente como diarreica- en la zona en la que se ubica la batea de depuración intensiva de bivalvos instalada por la Xunta les impide extraer y depositar marisco, por lo que temen el cierre de las cofradías afectadas hacia finales de año. "El marisco está muriéndose, no lo podemos vender y llevamos ya varios meses con pérdidas. Las bateas siempre nos dieron problemas", explica el patrón mayor del cabildo ferrolano, Rubén Ferrer.

La presencia de toxina en la zona de la batea para la depuración intensiva de marisco, ubicada en la entrada de la ría ferrolana, está entorpeciendo la comercialización del producto. El pasado miércoles el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño (Intecmar) -organismo dependiente de la Xunta- detectó la presencia de la sustancia en el mejillón de roca. Por este motivo, las cofradías que trabajan en las aguas afectadas llevan días sin vender marisco y perdiendo dinero.

"Los últimos días perdimos mucha venta de marisco. Últimamente estamos teniendo unas pérdidas de 6.000 euros al mes y esto cada vez va a peor, así que si la cosa no mejora tendremos que cerrar la cofradía", comenta Ferrer, que está a la espera de más análisis que se realizarán el próximo lunes.

"A día de hoy no se sabe qué pasará con el marisco que está en las jaulas y que no se subastó por tener mucha mortandad", explica el portavoz del pósito de Barallobre, Manuel Bañobre, que también teme el cierre de las cofradías. El patrón mayor de Ferrol, por su parte, asegura que la Xunta "supuestamente" se hace cargo de los gastos acarreados por la imposibilidad de venta del marisco, pero desconocen si finalmente será así.

"Se suponía que estas bateas iban a ser coste cero para nosotros pero de eso nada. Desde el primer día nos dieron problemas", asegura Ferrer, una opinión que también comparte Bañobre.

La Consellería do Medio Rural e do Mar, por su parte, aclara que la presencia de las bateas no influye en la existencia de la toxina. "Esto es algo totalmente natural e impredecible", aseguran fuentes del departamento que dirige Rosa Quintana, que explican que los mariscadores no quisieron vender el producto pero que el Intecmar solamente les informó de que es "desaconsejable" extraer y depositar marisco, pero no lo prohibió.