Pura especulación, claro. Un falar por non estar calado. Galicia, sus armadores de la pesca de bajura, lo han dicho por activa y por pasiva, pero con el mismo éxito con el que uno llama a las puertas de un banco para pedir un crédito: hay especies que, perteneciendo a lo que se denomina caladero del Cantábrico-Noroeste, solo son capturadas por los pescadores del Cantábrico. Véase si no lo que ocurre con la caballa, de la que llegan a las costas gallegas exclusivamente las escamas que caen a la mar frente a la costa vasca.

La caballa no se asoma a la divisoria del Cantábrico y el Atlántico, es decir, al Ortegal. Y por si esto fuese poco, resulta que de Ortegal a Fisterra, le damos jaque mate al jurel. En uno y otro caso, debido a la sobrepesca, a la falta de respeto a los acuerdos establecidos para que la cuota dé para todos. Ahora no hay para nadie. Y, como informó este periódico en su momento, Madrid dice nones a la posibilidad de recurrir a una nueva ampliación. La Interfederativa de Cofradías del Cantábrico tampoco se ha manifestado al respecto. Por allí hay algo de pescado. Aquí, como el arriba firmante indica, llegan tan solo las escamas y estas no dan para vivir.

De ahí la pregunta: ¿qué pasaría si Madrid modifica ese concepto de caladero Cantábrico-Noroeste y comienza, de una vez, a regular las pesquerías de esta zona de manera más individualizada, designando Cantábrico -como corresponde- a País Vasco, Cantabria y Asturias, y Noroeste a Galicia, de forma y manera que Galicia tenga su cuota propia y, de consumirla, asuma las consecuencias?

Porque, al establecer una cuota única para la cuatro comunidades autónomas, nadie sabe cuánto se ha pescado aquí, en el rincón noroeste, y cuánto han capturado los vascos, por señalar el otro extremo del caladero unificado. Porque no me digan ustedes que basta con la declaración de capturas por parte de los barcos o las ventas que estos realizan en las lonjas. Cada uno pesca donde puede y vende donde mejor le paguen o allí donde el desplazamiento sea menos costoso (que el combustible está que sube de forma imparable, y esta es otra).

¿Qué pasaría, entonces, si Galicia dispone de su propia cuota de sardina, de jurel, de caballa, de merluza...?

A la vuelta de la esquina están las elecciones autonómicas. Tal vez el mejor momento para un planteamiento de estas características y un pronunciamento al respecto por parte de los candidatos.