El sector del palangre de superficie gallego, que tiene en el pez espada su especie principal, vive momentos de gran preocupación por la acusada caída de precios que se está constatando en el mercado en los últimos tiempos. El desplome de precios, aseguran, rondaría el 30% al cotizarse en la actualidad el kilo de pez espada a entre 4 y 4,20 euros, cuando hace solo un par de meses esas cifras se situaban entre los 5,5 y los 6 euros. Y esa diferencia es un índice difícil de asumir para una flota que, por sus características, soporta altos costes de explotación -combustible y carnada- y también financieros, en un entorno de contracción del consumo.

Pero no son solo las dificultades que marca la situación económica general las que explicarían el actual desplome de la cotización del pez espada sino que el sector alude, como sospecha, a otra razón: el importante volumen de entradas de pez espada que se esta produciendo en los últimos dos meses en el mercado comunitario procedente de países asiáticos como Vietnam a través, precisan, de puertos mediterráneos como el francés de Marsella y los italianos de Rimini y Trieste o, incluso de Rotterdam, en los Países Bajos, el mayor de Europa.

Así lo señala el gerente de la Organización de Palangreros Guardeses, Orpagu, Juan Antonio Pintos, quien basa la "sospecha" de la relación entre esta entrada de pescado low cost con la actual situación de la bajada de cotización del pez espada en los datos que aportan sus operadores en el mercado. Pintos incide en la desventaja que padece el sector comunitario y español -más de un centenar de barcos, en su mayor parte gallegos- frente a la oferta asiática, que comercializa su producto a no más de 3 o 4 euros por kilo. "Es incluso menos de lo que cabría esperar sumando los aranceles, lo que no parece un precio razonable ni real", asegura.

"Desde luego ni los costes de explotación ni las condiciones de seguridad, sanidad, laborales o fiscales que nosotros cumplimos son comparables con los de los barcos asiáticos", advirtió el responsable de la asociación de palangreros, quien afirmó que el colectivo ha puesto su preocupación y quejas en conocimiento de las administraciones competentes para que investiguen y comprueben esta situación y analicen las condiciones sanitarias y administrativas en que ese producto llega al mercado comunitario.

La flota gallega, al margen del mercado nacional, tiene en la exportación de sus capturas de pez espada a mercados como el italiano, el griego o el francés buena parte de su negocio, ahora comprometido por esta competencia que consideran desleal.

"La diferencia de precios es muy alta y cuando se habla de muchas toneladas la diferencia puede ser seguir en este negocio o no. Algunos barcos que no pueden aguantar más esta situación, están pensando en cerrar", señaló Pintos. "Las ONG, que tienen el foco puesto en nosotros, que hacemos una pesca de lo más controlada y responsable, deberían empezar a fijarse también en estas flotas que meten su producción en el mercado comunitario y con un sistema de trabajo y pesca más que cuestionable", añadió.