Besugo, fletán, maruca o granadero. Son especies que captura de forma dirigida o accidental la flota arrastrera española, en su práctica totalidad gallega, y que están incluidas en la lista de más de medio centenar de peces de aguas profundas que la Comisión Europea ha incluido en su propuesta de prohibición del arrastre y enmalle de fondo, un plan contra el que se ha alzado el sector arrastrero español y comunitario y que plantea el veto a estas artes en un plazo de dos años.

La aplicación de semejante propuesta, de salir adelante en las instancias comunitarias, comprometería cerca de 12.000 toneladas de capturas de estas especies por parte de los buques españoles, en función del reparto de cuotas asignado para este año, según las cifras publicadas por la Cooperativa de Armadores de Vigo en su órgano oficial, Pesca Internacional.

España es, después de Francia (20,41%), el país de la UE más afectado por la propuesta comunitaria al concentrar el 19,72% de los cupos de estas especies, seguido por Portugal, con un 18,30%, de forma que entre los tres países suman casi el 60% de las cuotas de las especies afectadas por esta polémica propuesta de reglamento comunitario, que amplía, además, de 23 a 50 el número de especies incluidas. A continuación aparecen Reino Unido (14,19), Alemania (12,10%) y, con porcentajes inferiores al 10%, están Países Bajos, Dinamarca, Irlanda o Polonia.

A juzgar por los datos aportados por los armadores gallegos, las pesquerías de la flota española que padecerían con mayor intensidad la posible prohibición serían el fletán negro (4.275 toneladas), granadero (2.643), maruca (2.211), brótola (830), besugo (779), seguidas por maruca azul (318), sable negro (186), alfonsino (70) y brosmio (46).

El sector comunitario afectado se ha unido para tratar de impedir la aprobación de un reglamento que consideran como una enorme amenaza y, así, han forzado para mediados de este mes una nueva audiencia pública sobre el asunto en Bruselas, donde exponer sus razones a la oposición al reglamento.

La flota dice "compartir con la CE la necesidad de proteger estas pesquerías de aguas profundas y los fondos marinos vulnerables" aunque discrepa del método elegido para darle solución: la prohibición de un arte, lo que no ha planteado "ni la comunidad científica ni la FAO".

El sector es partidario de salvaguardar la población y el entorno aunque "a través de medidas de gestión pesquera que garanticen la pretendida protección del medio" marino y las especies que en él viven. Además, cuestionan que no se haya valorado el impacto económico y social de este reglamento para los países afectados y sus flotas y sostienen que la medida tampoco se apoya en una base científica.'