Ya no hay nada que hacer. La presencia de biotoxinas marinas destrozó por completo la campaña de fábrica, a comienzos de octubre, y ahora la de Navidad. Y por si fuera poco la sucesión de temporales se encarga del resto. El ejercicio se cierra con el 44% de los polígonos mejilloneros cerrados -es previsible que hoy se prohiba la extracción en alguno más-, mientras que en los que permanecen abiertos "poco o nada" se puede hacer, relatan los bateeiros. "Las intensas corrientes también nos arruinaron la campaña, ya que el mejillón se desprendió y está pudriéndose, tirado en el fondo de las rías", añaden.

La lectura es clara. En otras ocasiones, cuando los episodios tóxicos afectan a las rías gallegas, incluso pueden resultar positivos, pues son sinónimo de aporte de nutrientes y pueden ayudar a regular las ventas. En esos casos solo hay que esperar tranquilamente a que las células disminuyan para vender el mejillón que permanece colgado y engordando en las cuerdas; por tanto, en situaciones así no hay pérdidas, sino que se retrasan los ingresos. Pero esta vez buena parte del molusco que esperaba a ser vendido se ha desprendido y es ya irrecuperable.

De ahí que casi todos los dirigentes bateeiros consultados coincidan al señalar que el que hoy termina puede haber sido "el peor año de la historia", a lo que añaden que la persistencia de los temporales no solo ha destrozado la cosecha, sino que también les impide "salir a recoger la cría (mejilla) para preparar la siguiente cosecha".

Hasta ayer el Instituto Tecnológico para el Control del Medio Marino (Intecmar) mantenía cerrados 22 polígonos bateeiros en toda Galicia; seis de ellos en la ría de Arousa, uno en Corme-Laxe, otro en Muros-Noia, los ocho de Pontevedra y seis en la ría de Vigo.

A su vez, ayer había 28 operativos: Dos en Ares-Betanzos, dieciséis en Arousa, el de Baiona, tres en Muros y media docena en la ría viguesa.