Si hay una especie que en los últimos años está dando más de un quebradero de cabeza a la flota gallega, es la sardina. Y no solo lo dicen los propios marineros, que aseguran que el estado del recurso es "cada vez peor", sino que también lo demuestran los datos. El pasado ejercicio las descargas de sardina en las lonjas gallegas sufrieron una caída del 54%, hasta las algo más de 4.500 toneladas. Pero el problema es "aún más grave". El dato de 2013 es el peor de los últimos 17 años, muy por debajo de las 15.000 toneladas subastadas en 2010 o las más de 21.000 comercializadas en 2005. "La situación es muy preocupante", alertan los armadores, que urgen una solución para evitar que el recurso entre "en peligro de extinción" en los próximos ejercicios. Y la misma opinión comparten los científicos, que aconsejan reducir casi un 70% las capturas de sardina ya este año.

4.537 fueron las toneladas de la reina de San Juan comercializadas por el conjunto de las lonjas gallegas el pasado año, según los datos de la Plataforma Tecnolóxica da Pesca, dependiente de la Consellería do Mar. El sector alerta de que estas cifras son "desastrosas", para aclarar que la campaña del pasado ejercicio fue "la peor en años". "Hubo varios días en los que la sardina ni se dejaba ver. En 2013 brilló por su ausencia y eso se notó en los ingresos", explican los armadores coruñeses. Y es que las descargas del pescado se han ido desplomando en los últimos años. Muy lejos quedan las "numerosas descargas" que se realizaban en las rulas de la comunidad en 1997, cuando se contabilizaron más de 19.300 toneladas subastadas.

A partir de ese momento las descargas cayeron durante varios años, hasta el 2001, cuando los datos comenzaron a remontar. Por aquel entonces fueron más de 14.546 las toneladas comercializadas, una cifra que llegó a mejorar en 2004, 2005 y 2006, pero la crisis de la sardina reapareció en 2007, cuando las descargas cayeron hasta las 16.715 toneladas. A partir de ahí la situación del recurso "no hizo más que empeorar", hasta tal punto de que ya en 2012 las venta de sardina cayeron a 8.308 toneladas y el pasado año el desplome fue ya del 45%.

Los armadores coruñeses ya alertaron en vísperas del pasado San Juan, época en la que la sardina alcanza sus mejores cotizaciones, del "grave problema" que sufre el recurso. "Hay que tomar medidas y controlar la pesquería para que se pueda capturar todo el año", comentaba por aquel entonces el sector, que decidió no salir a pescar sardina en la víspera de la festividad en señal de protesta por la situación del recurso.

Y, como suele ocurrir, la escasez del pescado disparó su precio en las lonjas de la comunidad. En 2001 -el dato más antiguo del que dispone la Consellería do Mar-, el precio medio de la sardina se situaba en los 0,68 euros por kilo, una cifra que más o menos se mantuvo en los siguientes ejercicios hasta 2009, cuando el recurso se vendía ya a 0,91 euros. A partir de ahí la cotización comenzó a dispararse de forma rápida hasta el punto que el pasado año la sardina se vendió a 2,08 euros por kilo. Llegaron incluso a pagarse 24,50 euros por el kilo de sardinas, concretamente en la lonja de Vilaxoán (Pontevedra).

Por puertos, el de A Coruña se situó como líder en subastas de sardina el pasado año, con 1.326 toneladas comercializadas a un precio medio de 2,33 euros, de los más altos registrados en Galicia. En segundo lugar se sitúa la dársena de Portosín, donde se subastaron 1.045 toneladas de la especie a 1,87 euros por kilo. El podio lo completa la rula de Vigo, con 521 toneladas vendidas a 1,90 euros.

El sector es consciente del "grave" problema que atraviesa la sardina en las costas gallegas en los últimos años, por lo que "urge" una solución. Galicia y Portugal quieren tomar cartas en el asunto y plantean a Bruselas un plan de gestión de la especie que unifique la normativa y los cupos de capturas desde el golfo de Cádiz hasta el Bidasoa. Eso sí, el sector se niega a que el Ejecutivo comunitario imponga un Total Admisible de Capturas (TAC), al entender que las propuestas de la CE casi siempre tienden a la baja.

La flota gallega cuenta con un límite de capturas de sardina de 7.000 kilos por barco y día, y desarrolla su actividad de lunes a jueves. En Portugal, por su parte, el tope se sitúa en 30.000 kilos para todos los días de la semana, de lunes a domingo. El sector considera "discriminatoria" la diferencia de posibilidades de pesca entre lusos y gallegos, si bien celebra que, a partir de este año, los barcos del país vecino se tengan que ceñir a la normativa gallega, por lo que solo pueden capturar el recurso los cuatro días en los que lo tienen permitido las embarcaciones gallegas.

Y mientras el sector busca un cambio en la gestión de la sardina, los científicos también alertan del estado de su biomasa. El Consejo Internacional para la Exploración del Mar -ICES, por sus siglas en inglés- lleva desde 2003 aconsejando no incrementar o reducir la presión pesquera sobre una especie, no sujeta a limitación por TAC y cuotas por parte de la UE.

Pero en el caso de la sardina, las recomendaciones van a a más. Los científicos creen que este año las flotas española y portuguesa no deberían capturar, en conjunto, más de 17.000 toneladas de sardina para preservar el futuro de la especie, en la actualidad con los datos biológicos históricos en sus registros más bajos, lo que supondría una reducción de algo más del 69% sobre las capturas de la especie registradas en 2012, cuando las flotas española y portuguesa sumaron cerca de 55.000 toneladas, a razón de 31.583 por parte de Portugal y de 23.275 por parte de España, según los datos del informe elaborado por el grupo de expertos en sardina del ICES.

El informe científico indica, además, que la cantidad de ejemplares de sardina de un año de edad o más descendió desde 2006, que la biomasa fue en 2012 un 64% inferior a la media histórica, el reclutamiento -introducción de ejemplares jóvenes a la pesquería- está también por debajo de la media histórica e incluso con valores inferiores a la última gran crisis que padeció la especie, en los años noventa.

La situación de la sardina es delicada tanto en lo que se refiere a los ejemplares de mayor edad como en los juveniles y en la fase de desove. Y ello pese a que la mortalidad por pesca se ha reducido en los últimos años.