Vuelco del barco provocado por el corrimiento de la carga al izar un aparejo repleto de pescado. Ésta es la hipótesis que cobra más fuerza entre la gente del mar y compartida por los expertos que podría explicar la causa del tercer naufragio de un barco gallego en lo que va de 2014. Armadores de O Morrazo que faenan en la misma zona donde se hundió el Mar Nosso creen que éste arrastraba una copada -el término habitual en el argot marinero para indicar que el aparejo usado para la captura de especies como la xarda (caballa), el copo, llega cargado al máximo- que escoró el pesquero hacia uno de sus costados hasta tal punto que le hizo perder su estabilidad acabando quilla al sol. Los veteranos hombres de mar consultados por este periódico apuntan que un vuelco de estas características entra dentro de los riesgos previsibles "no siempre evitables" al trabajar con estas artes de pesca, y en concreto para la pesca de esas especies, aunque tampoco descartan la concurrencia de un "error humano" . Defienden sin embargo la profesionalidad del patrón, el buenense afincado en Marín, Jesús Álvaro González Soliño, al que definen como "un hombre con mucha experiencia, a punto de jubilarse, prudente y templado"A continuación se detallan las circunstancias que rodearon a este nuevo y trágico accidente marítimo y las incógnitas por despejar.

Golpe de mar en calma chicha. A las 13.08 horas del pasado jueves, las condiciones del mar donde navegaba el Mar Nosso antes de naufragar -a 20 millas de Navia (Asturias)- eran inmejorables. Por esta razón, el estado del mar quedaría totalmente descartado como detonante del siniestro, aunque otras fuentes entienden que aun con esas apacibles condiciones pueden surgir "golpes de mar". De darse estas circunstancias aseguran que "es lo peor que te puede ocurrir cuando subes una fuerte copada".

Especie traicionera. Los armadores se refieren a la xarda como una especie "traicionera". "Puedes estar todo un día detrás de ella sin encontrar nada y sin poder largar el aparejo. Y de repente te puede aparecer todo un banco porque es una especie que viaja muy junta", agregan. Aseguran que de esta forma es fácil que entre una gran cantidad de pescado en el aparejo. Eso puede ser un problema a la hora de subir la carga al barco debido al peso de las capturas, o que una vez arriba se deslice hacia un costado y provoque el vuelco "sin que haya posibilidad de reacción".

Sensores de peso en la red. Los barcos más modernos incluyen una serie de sensores que dan información estimada al patrón en el puente sobre las toneladas de pescado que trae el copo. Esos dispositivos se colocan en la malla de la red e informan del peso acumulado con colores verde (sin riesgo), amarilla, naranja y roja (peligro). Eso permite al patrón decidir el momento para recoger el aparejo, aunque no evita los riesgos al 100%. Compañeros de caladero indican que el Mar Nosso carecía estos dispositivos: "Aunque tenía 40 años era un buen barco, pero no tenía ese sistema, que cuesta entre 70.000 y 90.000 euros".

Cortar el aparejo para aligerarlo. "Hay veces que con un cuchillo o una navaja haces un corte en la red para que deje salir parte del pescado. No suele pasar porque no te interesa capturar más cantidad de la que puedes, pero ocurre", afirman estos armadores para explicar el origen de la tragedia.

ELos tanques, semivacíos. Tripulantes de otro barco habitual en el caladero asturiano que coincidió el miércoles por la noche en la misma zona con el Mar Nosso señalan que los tanques de combustible podrían estar semivacíos, lo que facilitaría el vuelco del pesquero. "Pudimos hablar con ellos. El patrón comentó que iban a Avilés a descargar y que su intención era volverse para Galicia porque ya tenían casi cubierta la cuota asignada para toda la campaña. Les debían quedar unas 10 toneladas y es de suponer que el armador les dijo que el Jueves Santo diesen un último lance para acabar", especulan. Esto implica que cuando salieron a ese último lance las bodegas no debían ir muy llenas, y el barco tenía menos lastre, lo que pudo influir en el vuelco al subir la carga. De hecho, los niveles de estos depósitos suelen permanecer muy vigilados tanto por el jefe de máquinas como por el patrón. Hasta es habitual el trasvase de combustible de un tanque a otro para garantizar el perfecto equilibrio del barco, el método más seguro para evitar que el buque acabe panza arriba.

Dispositivos salvavidas. La imagen de la lancha salvavidas flotando sobre la zona donde se precipitó al fondo el Mar Nosso llama especialmente la atención de los expertos. Estaba vacía y se activó cuando ya solo se veía la proa del barco. Aunque un dispositivo va unido al otro, tampoco la radiobaliza de emergencia, que en teoría debía funcionar de forma automática, emitió señal alguna, . Los marineros tampoco llevaban el chaleco salvavidas. Aun así, siete de ellos pudieron mantenerse a flote, agarrándose a los restos del barco que habían quedado diseminados en las cercanías del buque.