El Gobierno y el sector pesquero español descartan una caída en el consumo de pescado procedente de determinadas flotas tras la entrada en vigor de una nueva norma de etiquetado el próximo 13 de diciembre. Los comercializadores deberán informar, obligatoriamente, del arte de pesca utilizado para extraer el recurso, algo que, según los responsables del Ejecutivo central y de los armadores españoles, no tiene por qué afectar a flotas como la de arrastre que, como denunció el propio sector, sufre una "campaña de desprestigio" por parte de organizaciones medioambientalistas europeas.

El Ministerio de Agricultura y la Confederación Española de Pesca (Cepesca) creen que los nuevos datos que aportarán las etiquetas no provocarán reticencias en los consumidores hacia una u otra arte de pesca y esperan, en cambio, que la mayor transparencia sobre el origen de los productos pueda favorecer incluso un aumento de las ventas. Así lo defendieron ayer en A Coruña la subdirectora general de Economía Pesquera del Ministerio, Aurora de Blas, y la secretaria general adjunta de Cepesca, Rocía Béjar, durante una jornada informativa del Proyecto Pescaverde para explicar a los minoristas del puerto coruñés las novedades sobre el etiquetado de los productos del mar.

"Ningún arte de pesca es malo, sino que es el uso que se haga de él el que puede ser nocivo. Algunas asociaciones ambientalistas han ejercido presión en los últimos tiempos sobre algunos tipos de pesca, como el arrastre, pero con la información que tendrá ahora el consumidor no debería desconfiar", sentenció Béjar, que defendió que esta modalidad de pesca es la más reglamentada y que los controles actuales impiden que se utilice en zonas sensibles.

La nueva normativa europea entrará en vigor en poco más de un mes y, con ella, el consumidor contará con más información. La principal novedad es que los vendedores deberán incluir en los datos del pescado el tipo de arte de pesca utilizado para su captura. Deberán informar también de posibles alérgenos -sustancias que contienen algunos productos y que provocan alergias a parte de la población- mediante carteles informativos colocados en el establecimiento.

Las pescaderas expresaron en las jornadas la incertidumbre que genera el cambio en las normas de etiquetado y las dificultades que pueden tener para cumplirlas. "Para dar toda la información de manera correcta al consumidor, primero necesitamos conocerla nosotras. Y a veces no la tenemos porque nos llega incompleta de la lonja", apostilló una comercializadora coruñesa durante el turno de preguntas.

Las nuevas etiquetas deberán contar, obligatoriamente, con los siguientes datos: denominación comercial de la especie y su nombre científico, el método de producción, la zona de captura o de cría del producto, el arte de pesca empleado para su captura, información sobre si el pescado ha sido descongelado y la fecha de duración mínima (en el caso de los productos envasados en fábrica).

Los vendedores pueden incluir además, de forma voluntaria, otros datos con el fin de incrementar el valor del producto, como la fecha de desembarque y puerto en que se realizó, la información sobre la bandera del buque que lo capturó, ecoetiquetas que indiquen prácticas sostenibles y el contenido nutritivo del mismo. Este último dato, sin embargo, será obligatorio a partir del 13 de diciembre de 2016. "Es bueno que el sector y los clientes se acostumbren a ver esta información", declaró la subdirectora general de Economía Pesquera.

Inquietudes del consumidor

Las jornadas también sirvieron para conocer cuáles son los datos que los consumidores españoles tienen más en cuenta a la hora de adquirir productos pesqueros y acuícolas. Una encuesta realizada por la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) revela que, actualmente, el más importante es el precio, seguido de la calidad y la frescura. La representante de la organización de consumidores, Gemma Trigueros, explicó que el consumidor es cada vez más exigente y pide más información sobre la procedencia de los productos del mar. "El 40% de los encuestados estarían dispuestos a pagar un 5% más por el producto si en él aparece especificado su origen, y dos de cada tres quieren saber si lo que consumen es de España", destacó Trigueros, que valoró el cambio de etiquetado recogido en la nueva Política Pesquera Común. "La relación entre la calidad y el precio se podrá entender mejor. La gente busca un producto de confianza y, que haya más datos, ayuda a que la confianza sea mayor", añadió.

El tipo de productos más demandado también varió en los últimos años y los productos más fáciles de cocinar (filetes, marinados o ahumados) ganan terreno a las piezas de pescado entero.