José Manuel Martínez Escarís (Fisterra, 1964) es el patrón mayor de la Cofradía de Pescadores de Fisterra Nuestra Señora de las Arenas desde 2002. El verano pasado fue reelegido por los socios para dirigir el pósito durante cuatro años más. La falta de cuotas es, según Martínez, el mayor problema que afronta el pósito y critica las trabas administrativas que provocan el "aburrimiento" del sector.

-¿Por qué cree que le reeligieron como patrón mayor?

-Supongo que siguen confiando en mí y en la labor que hice durante estos trece años. Cuando empecé en la cofradía no tenía ningún tipo de servicios y los fuimos incorporando. El hielo, por ejemplo, había que traerlo de fuera.

-¿Se siente querido por los socios de la cofradía?

-Hay de todo (risas). Pero nunca se puede gobernar a gusto de todos ni pretender que las medidas que se tomen le gusten a todo el mundo. Siempre traté de hacer lo mejor para la cofradía y conseguir la mayor cantidad de infraestructuras posibles para el pueblo. Pero nunca llueve a gusto de todos. Aunque también es cierto que nunca tuve ningún oponente. Nadie se presentó en este tiempo.

-¿Cuál es la situación económica del pósito?

-Cuando asumimos la gestión de la lonja en 2005 (que antes era municipal) el Ayuntamiento tenía pérdidas anuales. Nosotros revertimos esa situación y siempre tuvimos superávit. En los dos últimos años hubo muy poca pesca debido al mal tiempo y la facturación está claro que no fue la misma. Pero fuimos tirando de lo que teníamos ahorrado en la hucha. A día de hoy la situación es normal dentro de la gravedad que hay en otros pósitos. Esperemos que mejore ahora que está haciendo mejor tiempo.

-Problemas económicos a parte, ¿qué otras dificultades afronta su cofradía?

-La falta de cuotas. No puede ser que un barquito de bajura, con dos tripulantes y que captura una cajita de faneca o xarda, entre dentro de los Totales Admisibles de Capturas (TAC) de otro tipo de embarcaciones. Lo más desesperante de las cuotas es que hubo momentos durante el año que estaban cerradas las pesquerías de la mayoría de especies que comercializamos aquí: el abadejo, el jurel, la xarda, la raya...

-Precisamente, el cierre de la raya fue algo que sorprendió mucho al sector, ¿no?

-Yo no sabía ni que tenía TAC. En el caso de la raya mosaico, que lleva ya cinco años cerrada, los armadores me cuentan que ejemplares de esa especie hay a patadas. Nosotros enviamos un escrito en su día a Madrid invitándolos a que viniesen para hacer los estudios pertinentes, con el objetivo de abrir la pesquería. Pero no hubo manera. Es una especie que aquí comercializamos mucho y que tiene un alto valor.

-La flota se queja además de las trabas administrativas y de las tasas elevadas, ¿qué me puede decir al respecto?

-La gente está aburrida. El año pasado se desguazaron en la cofradía dos barcos y este año hay tres que lo solicitaron. Son todo trabas: que si chalecos, que si botiquines, que si el diario electrónico... Tienes que llevar una carpeta como la de los ministros para llevar tanto papeleo. Las tasas de Portos de Galicia también son tremendas.

-¿Cree que esto puede influir en que la gente joven no quiera dedicarse al mar?

-Puede ser. Recuerdo que aquí siempre hubo un relevo generacional que ahora no se está produciendo. La gente que decide dedicarse al mar es aquella que dejó la actividad en el pasado y que regresa ahora por la crisis.

-Las ventas en la lonja de Fisterra descendieron casi un 5% en 2014. ¿Cuáles son los motivos?

-Principalmente dos. La falta de cuotas repercutió bastante en las ventas de la lonja. En el caso de la xarda, por ejemplo, somos partidarios de un reparto por comunidades para evitar precisamente que nuestra flota se quede sin posibilidades de pesca. Aparte de eso, el mal tiempo también influyó. Nosotros facturábamos 2.400.000 euros y bajamos hasta los 900.000.

-¿Qué especie es la que más ingresos aporta al pósito?

-Las que más aportan son el pulpo, la merluza, la xuliana y el erizo. Después tenemos otras menos fuertes como el jurel, la faneca o la raya.

-¿De dónde proceden los ingresos de la cofradía?

-De las ventas en lonja y de las cuotas que paga cada socio. Los marineros abonan 17 euros al año y los armadores lo hacen en función del tonelaje de la embarcación. Después hay otros servicios, como la fábrica de hielo, que tenemos que dar pero que nos provocan pérdidas.

-¿La cofradía no gestiona entonces el Museo del Mar, situado en el Castillo de San Carlos?

-No. Cuando se acabaron las ayudas nosotros no podíamos hacernos cargo de él y se lo cedimos a una entidad. Estoy muy orgullosos de todas las obras que se hicieron aquí, pero si de una estoy orgulloso es de ese museo.

-¿Por qué?

-El edificio era un foco de drogadicción, totalmente abandonado, y conseguimos hacer el museo siendo conselleiro de Pesca Enrique López Veiga. El pueblo de Fisterra y yo le estaremos agradecidos de por vida.

-¿Qué balance hace de 2014?

-Fue un año bastante malo, por el mal tiempo y por la cantidad de tiempo que estuvieron cerradas muchas pesquerías.

-¿Tiene mejor previsión para este ejercicio?

-Por el tiempo parece que sí, pero por el tema de las cuotas pinta igual o incluso peor que el año pasado. No pintan bien las cosas para la pesca.

-¿No tiene futuro la actividad?

-Futuro hay. No puede morir la pesca de bajura. Pero hay que cambiar el chip y ponerse las pilas.

-¿Qué hay que cambiar?

-Tenemos que cuidar más el recurso. Soy de los que piensan que al mar no hay que salir a por pescado, sino a por dinero. Tenemos que saber gestionar mejor las pesquerías. ¿Qué importa traer 1.000 kilos de una especie, si después se van a vender por cuatro duros? Es necesario buscar más calidad para vender mejor. La Administración también se tiene que poner las pilas porque hay un exceso de burocracia tremendo. El reparto de cuotas debe cambiar, o la pesca de bajura morirá.

-La cofradía tiene un acuerdo con Portos del Estado para realizar obras para mejorar la seguridad en el puerto. ¿Qué problema hay?

-El viento del nordeste, que entra de lleno y mueve muchísimo las embarcaciones. Algunas de ellas incluso llegaron a soltarse de las amarras. La solución es construir un contradique que ampare más los barcos.

-¿Hay fecha para el comienzo de las obras?

-Los técnicos todavía no nos dieron plazos, pero lo que sí nos dijeron es que no es una obra muy complicada y que llevará poco tiempo.

-2014 fue un año negro con muchos naufragios. ¿Cómo se pueden reducir?

-Accidentes hubo, hay y habrá siempre. Pero quizás tenemos que pensar en no salir a faenar con mal tiempo, de no arriesgar tanto. Y cambiar la mentalidad y utilizar los sistemas de seguridad que llevamos a bordo. Reducir el índice de siniestralidad es una cuenta pendiente tanto del sector como de la Administración.