Aún cuando nada se ha dicho oficialmente, el Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente ha reconocido que carece de información sobre la posibilidad de que el pesquero ruso Oleg Naydenov, hundido a escasas millas de la costa grancanaria de Maspalomas y que ha vertido parte de su combustible al mar contaminando sectores de playas de la isla, es un buque considerado pirata dado que, según Greenpeace, es un arrastrero reincidente en la pesca ilegal en aguas de Senegal.

Para los ecologistas de Greenpeace África, el Oleg Naydenov, arrastrero con bandera rusa de 108 metros de eslora, se trata de un buque que ha practicado pesca IUU al oeste de África. Este barco fue avistado por un avión militar francés faenando en la Zona Económica Exclusiva de Senegal y, posteriormente, por el barco de Greenpeace Artic Sunrise en marzo de 2010 y en febrero de 2012. En todos los casos, el arrastrero ruso faenaba sin licencia (esta le había sido retirada por el Gobierno senegalés presidido por Macky Sall, quien revocó las licencias anteriormente otorgadas a 29 grandes arrastreros extranjeros) y fue arrestado y conducido -siempre según la información de Greenpeace- al puerto de Dakar. El Departamento de Vigilancia del Ministerio de Pesca de Senegal también le ha encontrado envuelto en actividades ilegales en numerosas ocasiones, según denuncia la organización ecologista citada.

Sin embargo, la Secretaría General de Pesca del Ministerio español de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente carece de estos datos. Datos que, por otra parte, tampoco barajan las organizaciones pesqueras encargadas de elaborar las listas negras en las que se incluyen los buques detectados practicando pesca ilegal, no declarada y no reglamentada.

De confirmarse la denuncia de Greenpeace, España tendría que justificar el motivo por el cual -a pesar de su compromiso oficial de lucha contra esa pesca ilegal- se ha avenido a suministrar más de 1.400 toneladas de combustible (combustible que ha ido vertiendo en el lugar de su hundimiento) a un buque pirata que, una vez realizada las provisiones en Las Palmas, supuestamente zarparía para continuar su actividad ilegal en aguas africanas.

Si esto se demuestra, quedaría en entredicho la afiliación de España a los países que, declaradamente, luchan contra la práctica de la pesca pirata en aguas de distintos continentes.

Las informaciones de Greenpeace parecen no ser simples especulaciones, mientras que el Ministerio de Agricultura español parece moverse en una nebulosa difícil de entender. Máxime al tratarse de un barco que está creando, como pecio que es ya, serios problemas a una zona turística de gran importancia nacional y del que ni la propia Federación Rusa ni la Agencia federal de Pesca de Rusia (RFFA) ofrecen información. Esta, si interesa al Gobierno español, podría ser facilitada sin dilación por el Ministerio de Pesca de Senegal.