La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) sitúa a España como el tercer productor mundial de mejillón, con el 8% del volumen total. Aún así, el país mantiene su liderazgo a nivel europeo, con el 40% del total comercializado. Estos puestos de honor los ocupa en realidad Galicia, ya que el 95% del molusco obtenido en todo el territorio nacional procede de sus rías.

La comunidad gallega se consolida así entre los cinco gigantes de la mitilicultura en el mundo, justo por detrás de China -que incluye el mejillón destinado a consumo animal en su volumen total de producción- y Chile. Mientras, el cuarto puesto del ranking lo ocupa Tailandia, con 128.000 toneladas de mejillón del Pacífico, según la clasificación realizada por la FAO, que toma como base las cifras del año 2013.

La dependencia que la acuicultura española tiene de las bateas gallegas y el hecho de que las cifras manejadas por la FAO sean de hace dos ejercicios, explican la pérdida de peso en la producción española del bivalvo, ya que dicho año fue especialmente duro por los cierres de polígonos mejilloneros provocados por la presencia de biotoxinas.

Aún así, el mejillón gallego continúa siendo el mejor valorado por su calidad y precio, además de ser el que más garantías sanitarias presenta. La Denominación de Origen Protegida (DOP) del molusco gallego es la única marca de calidad y diferenciación que existe entre los cinco principales productores del mundo. "Los catalanes y valencianos también tratan de diferenciar su mejillón mediante marcas de calidad, pero de momento el de Galicia es la única referencia en este sentido", sostiene el Consello Regulador Mexillón de G alicia, que se hizo eco de este informe de la FAO y que asume que España pierde relevancia con el citado 8% de la producción mundial -que ronda las 1.900.000 toneladas-.

La producción española de mejillón es de más de 162.000 toneladas en 2013 -el año pasado Galicia superó las 235.000-. Prácticamente la totalidad del producto se cultivó en las bateas gallegas, aunque también hay algunas fondeadas en Andalucía, donde, como sucede en Cataluña, se emplea el sistema de long-line -un método de cultivo de bivalvos en mar abierto, de origen japonés, que se adapta bien al ecosistema en lugares donde es difícil implantar las bateas-.

Bateas cerradas

Mientras, todos los negocios directa o indirectamente relacionados con la mitilicultura -bateeiros, transportistas, conserveras, depuradoras, empresas de fabricación de redes, etc.- afrontan unas "inesperadas e indeseadas" vacaciones estivales. La presencia de fitoplancton portador de biotoxinas mantiene cerrados todos los viveros de cultivo, por lo que el sector no puede trabajar.

A esta situación se sumó también el fin de la campaña de la mejilla en el litoral el pasado día 1, por lo que los productores de mejillón aguardan a que las células remitan pronto y que el Instituto Tecnolóxico para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar) permita de nuevo la extracción del bivalvo.

La campaña estival se truncó a finales del mes pasado, cuando los vientos del sur favorecieron la aparición de las toxinas, un fenómeno conocido como marea roja.