Laxe. Como quien dice, ahí al lado. Embarcaciones menores en su mayoría y gente joven, o relativamente joven, embarcada. También hay armadoras. Y compromiso, mucho compromiso con la mar y la pesca. Pero ésta no da para todos.

Buen tiempo y casi calma chicha. De esos pocos días que uno puede disfrutar en la pesca. Pero los aparejos vienen escasos de escamas y las manos marineras, aunque pocas, atienden con esmero la tarea de limpieza de todos y cada uno de los ejemplares de distintas especies que llegan a bordo gracias al helador instalado a babor del pesquero.

Limpio el pescado, desviscerado, pasa a la caja que, a su vez, llegará a la lonja para ser vendido al mejor postor y siempre con precios a la baja. La venta no da más allá de un euro y veinte céntimos por lo que, a escasos metros de la propia lonja, se venderá a seis o siete euros. Esto encorajina al productor, al marinero, desde el patrón -que es también armador- al que hace años sería chou, el menos cualificado de la tripulación, y que en la actualidad es uno más de entre los cuatro o cinco marineros de oficio que a diario pisan la fibra de la cubierta (antes tablazón de madera que había que limpiar con el "bruzo" y calderos de agua marina).

-Isto é unha ruina, ché. Traballas todo o día e non da para pagar combustible, seguros e nóminas. Páganche unha miseria e esa mesma miseria ten que chegar para repartir-, apunta el patrón, que añade: "Quéreno todo, carallo. Queren gañalo todo, macho, e non damos feito. Porque non atopo quen me compre o barco, senón véndoo mañá mesmo. Esta é a ruina de Palmira".

Porque sí. Porque los compradores venden posteriormente lo que han adquirido a 1,20 euros a seis o siete euros.

-Gañan o trescentos ou catrocentos por cento e din que é polo IVE e por todas esas cousas que teñen que pagar. Coma se nós, os armadores, non tiveramos nada que pagar. A ver quén defende un barco nestas condicións. Paga hipoteca pola compra da embarcación, paga avarías no motor, aparellos, seguros de todos os que imos a bordo, salarios... ¡como podes aguantar isto con un euro e vinte o quilo e moitos días do ano, especialmente en inverno, amarrado ou fondeado polo mal tempo e sen facer unha "chica"!

Cuánto lamenta este patrón de Laxe no haber estudiado "algo", como le decía su difunto padre. Pero no, él quería "ir ao mar", y con su padre comenzó a pescar y de su padre heredó la embarcación de la que ahora es, además, patrón, y el arte de saber dónde hay que "largar".

Esta es la flota de bajura que en la Comisión Europea se dice no conocen. Es la misma flota que crea puestos de trabajo y permite que los pueblos fijen población. Es la flota que muy pocos tienen en cuenta, pero que cuenta a la hora de la verdad. Por ejemplo, a efectos estadísticos en el valor de las descargas de pesca fresca en Galicia que, según dijo la conselleira do Mar, se ha incrementado en 2014 un 4,5% sobre el año 2013.

Más de 187 millones de kilos de pescado fresco y marisco descargados en las lonjas, una cifra que supera en más de un 14% a la de 2013.

En las lonjas, lo vendido a 1,20 euros el kilo, se convierte por arte de birlibirloque en 7 euros. Que pregunte quién gana, carallo.