La conselleira do Mar, Rosa Quintana, habló el jueves con el sector volanteiro a través de las distintas organizaciones de este segmento de flota. Cumplió su compromiso. La propia Quintana se asombraba de que, por primera vez en la historia, se juntasen todas las asociaciones que representan a la flota de volanta de Galicia. Y uno cree que, si en verdad la idea de la conselleira gallega era, o es, que todas las organizaciones representativas del sector se reunieran con ella, no debiera haber hecho otra cosa que convocar ese encuentro, en la seguridad de que muy pocos o ninguno iban a fallar.

Que no, que no caen en la cuenta de que el sector volanteiro gallego, como otros (artes varias, cerco, arrastre, palangre, etc.) quieren hablar, pero hacerlo como a calzón caído, llamando pan al pan y vino al vino. Que ellos, los armadores y los tripulantes, entienden de mar y que lo que quieren es pescar y hacerlo con la seguridad de que si hoy el día no es bueno, mañana puede ser mejor.

Pero es que, cuando no es por falta de cuotas, es por las sanciones, por las constantes inspecciones, por las normativas, por la incomprensible actuación de compañeros que adquieren barcos portugueses para seguir pescando cuando la flota del Cantábrico Noroeste está obligada a parar (caso del fin de semana) o cuando la flota española está parada porque su cuota de pesca se ha agotado.

Y se agota -¡qué casualidad!- justo donde también pescan los barcos lusos, muchos de ellos propiedad de armadores gallegos.

La diferencia está en que para ellos no hay avisos de parada, ni multas por sobrepesca o por no comunicar con la antelación establecida el acceso a puerto tras la faena para vender. No hay obligación de descanso en el fin de semana y venden -lo hemos dicho ya tantas veces- sus capturas con destino a los mercados que la flota del caladero nacional Cantábrico Noroeste no ha podido surtir.

A esto se le llama competencia desleal propiciada por aquello que, teniendo la sartén por el mango, solo fríen a los que en Galicia y el Norte de España viven de lo que pescan en sus aguas.

En su reunión con los volanteiros -han tenido que ponerse en huelga una docena de hombres de Cedeira, Laxe, Corme y otras localidades para que la reunión fuese convocada oficialmente- Quintana planteó dos salidas a los muchos problemas que afectan al sector: un intercambio de cuota con otros países (no se le había ocurrido antes), o estudiar se hay flotas a las que sobren cuotas de pesca y, de ser así, realizar un reparto para beneficiar a las que tienen menos.

Ciertamente, no sabemos lo que vale nuestra conselleira. No la valoramos lo suficiente. La brillantez de sus ideas nos ciega y no vemos realmente lo que vale.

Quíteles usted cuota a los que la tienen, conselleira, y concédasela porque sí, a los que carecen de ella. Vamos, anda. Que son todos, absolutamente todos, los que se quejan por la carencia de esa cuota que usted pretende repartir. ¿Con qué criterio? ¿Cómo se lo explica, conselleira, a quien tiene que pagar salarios, Seguridad Social, seguro de accidentes o de vida, hipoteca y, sobre todo, vivir y permitir que vivan los suyos? ¿Se las va a quitar al arrastre, al cerco, al palangre, a artes menores...?

¡Que no tienen para vivir, señora conselleira...!

Y "lo" de negociar nuevos intercambios de cuota con otros países... ¿Con Francia, con Portugal...? ¿Con qué otro país, señora Quintana, que esté al alcance de unos barcos pequeños que no tienen capacidad para irse a pescar al mar del Norte, al Mediterráneo...?

Para "esto", mejor no reunirse. ¿Para decir que a día de hoy tenemos un 70% más de cuota de merluza sur de la que teníamos en 2009...?