La Asociación Empresarial de Productores de Cultivos Marinos de España eligió a Carlos Rendón como su máximo representante para los próximos cuatro años. Rendón sostiene que la UE conoce la importancia que tendrá la actividad acuícola en un futuro porque los caladeros están cada vez más agotados y afirma que, pese a las críticas de grupos ecologistas, los productores cuidan y respetan el mar. "Es nuestra vida", recalca.

-¿Cuál es la situación actual de la acuicultura española?

-Ha sido muy delicada desde hace unos años. Ahora estamos teniendo una mejoría importante, debida en gran parte a la campaña de publicidad que hacemos y que nos diferencia de pescados que provienen de otros países como Grecia y Turquía, que suponen una competencia bastante importante para las producciones españolas. La mayor dificultad que tenemos ahora mismo es la incoherencia de las medidas políticas de las diferentes comunidades autónomas. Lo que se hace en Canarias no se puede hacer en Galicia y lo que se permite en Galicia está prohibido en Andalucía. Es un problema grave para el sector.

-¿La burocracia es el palo en la rueda de la actividad acuícola española?

-Sí, porque es excesiva. Destaca sobre todo la doble vara de medir en las diferentes comunidades. No sé si la culpa es de los políticos o de los funcionarios, pero es un problema gravísimo para nuestro sector. Además, estamos muy controlados por los medioambientalistas. Los ecologistas a veces nos acusan de dañar el mar cuando lo cuidamos mucho más que otros que están en tierra firme. ¿Cómo no lo vamos a hacer si es nuestra vida?

-La Unión Europea regañó a los estados miembros en varias ocasiones por no impulsar la acuicultura. ¿Por qué las administraciones no actúan?

-Hay poca voluntad política. La UE sabe que las piscifactorías pueden tener un papel muy importante porque los caladeros están cada vez más mermados y aniquilados por países subdesarrollados que pescan y maltratan los recursos. Pero la culpa la tienen sobre todo los políticos españoles porque en otros países europeos no sucede lo mismo. Las facilidades para montar instalaciones de acuicultura son muchísimo mayores en Grecia que aquí. Y lo mismo ocurre en Italia o Francia.

-¿El periodo de tiempo desde que se hace una solicitud hasta que se concede es muy elevado?

-Pueden pasar ocho o diez años hasta que se otorga. En Grecia te dan la concesión de una instalación en el mismo año porque no tienen los problemas que tenemos aquí. En España dependemos de cada comunidad autónoma, de la consejería de Pesca de dicha autonomía, de Costas (dependiente del Ministerio de Fomento), de las autoridades portuarias, de los ayuntamientos? Se depende de tanta gente que muchos quieren invertir y no pueden. Nosotros ahora mismo somos deficitarios en la producción de dorada, lubina y corvina y aún así nos impiden abrir instalaciones. Ahora mismo en España existen plantas con las concesiones caducadas.

-De hecho, la Ley de Costas recoge una prórroga de hasta 50 años en dichas concesiones pero el sector no sabe cuándo se van a conceder. ¿Cómo ven el futuro?

-Nos estamos moviendo en un futuro muy incierto. Parece que estamos sobre arenas movedizas. No sabemos si vamos a salir de ésta o no. Dependemos de políticos y funcionarios que a veces no nos ayudan. Ya no pedimos eso, sino que no nos pongan obstáculos.

-¿Puede ponerme un ejemplo de esas trabas?

-La normativa de los barcos de acuicultura. Nos exigen patrones, marineros, maquinistas, etcétera, como si fuésemos a salir a faenar al caladero de Australia cuando en realidad nos desplazamos solo tres millas. Nos piden tal cantidad de permisos y de documentación que aburren a cualquiera. Puedo entender que sean exigentes con las medidas de seguridad y salvamento pero a veces piden cosas que son imposibles.

-¿La situación de la que habla es igual en Galicia que en el resto del Estado?

-Es parecida. Puedo atreverme a decir que posiblemente Galicia sea la comunidad que tenga más experiencia en el sector. Ha sido una autonomía que ha dependido siempre del mar. Creo que la Administración gallega aborda los problemas con cierta rapidez dentro del retraso del que hablamos. Pero sigue habiendo problemas a la hora de renovar concesiones. Creo que la peor comunidad en este sentido es la canaria.

-El Gobierno estima que la producción acuícola marina española se duplicará de aquí a 2030. ¿Lo ve posible?

-Ellos lo dicen porque ven el déficit enorme que tenemos de la producción frente al consumo y saben que es posible más del doble de la producción actual. Pero yo le pregunto al Gobierno: ¿Está dispuesto a salvar la cantidad de trabas que tenemos en las diferentes comunidades para que los empresarios sigan en la línea de invertir en acuicultura?

-¿Es fácil conseguir financiación de la Unión Europea?

-Todas las ayudas son difíciles de alcanzar porque a veces la burocracia pone muchas trabas y exige bastantes requisitos. Pero cuando el proyecto vale la pena, los obstáculos se van salvando.

-La acuicultura cuenta con cierta desconfianza por parte de la población. ¿Qué me puede decir para tumbar el mito de que el pescado de cultivo es peor que el salvaje?

-No voy a discutir las bondades de un pescado frente a otro pero lo que sí es cierto es que el de acuicultura es el más controlado de lo que los que se llevan a la mesa los consumidores. Pasa controles sanitarios, medioambientales, etcétera. Los alimentos que consumen los ejemplares también están muy vigilados. Además, todos sabemos que existe el anisakis [parásito que puede producir lesiones en el tubo digestivo] en el pescado crudo. Ese problema con el de cultivo no pasa. La seriola, por ejemplo, tiene una bacteria que se llama la ciguatera y que para eliminarla es necesario congelar el ejemplar. Con el de crianza tampoco hace falta.