Quede constancia de que el primero no es el resultado de un partido de fútbol y que el segundo no lo es de un partido de balonmano. Pero en ambos casos se trata de cifras que hablan a gritos de la pesca de bajura y hacen referencia a esa actualidad que viene marcada por la marcha en silencio efectuada ayer por más de un millar de personas desde el monumento al marinero hasta el edificio de la lonja de Sada.

Perfectamente conscientes de lo que la mar significa para Sada y Galicia (pancartas bien expresivas en la balconada del ayuntamiento y en la manifestación lo testimonian: Sada tamén vive do mar y O mar é noso. Defendámolo) y consignas bien reivindicativas a favor de un reparto justo de las cuotas de pesca, marcaron ese más de un kilómetro de vía que, en la soleada mañana de ayer convirtieron a Sada en la capital del grito mudo, de la protesta silenciosa (salvo el sonar constante de la sirena de la lonja local) y la convicción de que solo queda Bruselas para gritarle al viento que no es de justicia lo que aquí se está viviendo.

Una joven de 24 años, biznieta, nieta, hija, hermana, sobrina y prima de marineros de Sada lo expresó claramente en su intervención, tras la caminata, en una lonja que ayer no cantaba precios sino ominosos silencios: "¡Cuántas noches he preguntado a mi padre, cuando regresaba de pescar, cómo había sido la faena! Y cuántas la misma respuesta: 5 a 0, es decir cinco lances y ni un solo pez a bordo".

Un joven armador demandó salidas al problema que les afecta. Y otro armador, este jubilado y que antes había sido marinero y patrón, dejó bien sentado que la Secretaría General de Pesca, con la aplicación de los derechos históricos de captura está primando a los barcos que más han pescado, para bien de sus armadores y tripulaciones y para mal de la pesquería. Fue claro al decir que Sada, motu propio, había implantado por primera vez en todo el Estado español los topes de captura fijando estos en una decena de medidas por barco y día. Y ahora, como recompensa a su esfuerzo, se les condena a seguir pescando menos que nadie, sin apenas cuota para los barcos locales cuyo número ha pasado a ser de 7 cuando hace unos años eran 27 cerqueros los que atracaban o fondeaban a diario en el puerto sadense.

Sada y quienes a Sada se acercaron respaldaron con sus aplausos a quienes reivindicaban el derecho a vivir de la mar, de la pesca. Porque son pescadores y no ladrones (aunque los persigan como a tales la Guardia Civil, la inspección pesquera comunitaria, la inspección pesquera de la Xunta y hasta las patrulleras de la Armada).

El cerco ha tenido en Sada una primera manifestación solidaria con su protesta. El día 15 repetirá en Santiago. Y cada día, en los jardines de San Caetano, en la capital de Galicia, en la carpa comunitaria y en las tiendas de campaña que, como setas, han crecido a escasos metros de distancia del edificio administrativo de la Xunta. En puertos de toda España continúan produciéndose mensajes de ánimo y apoyo. Tal vez les llegue el martes desde Bruselas. Mientras tanto las 500 toneladas de jurel a cambio de otras tantas de xarda, pueden emprender camino a otras aguas, porque aquí, en Galicia, 120 barcos cerqueros -de los 150 de esta modalidad de pesca- prefieren mantener la honra con los barcos amarrados.

De momento pierden todos (5-0) a la espera de que las cosas cambien (27-7). Por ánimos que no sea.