Lo tantas veces dicho: nadie mejor que los pescadores (nuestros marineros) para saber cómo están las pesquerías. Y me explico: un amigo, patrón y armador, me asesoraba días pasados en torno al comportamiento de determinadas especies de peces (en este caso el jurel) para criticar los sistemas de conteo de un stock, y coincidía con la profesora María do Carme García Negro cuando esta destacaba la necesidad de que el análisis del estado de los stocks no se base en apreciaciones individuales (por especie) sino en la globalidad del banco ya que en este pueden cohabitar distintas especies asociadas a aquella de interés comercial que nos preocupa.

Este amigo patrón y armador me aclaraba que, como especie semipelágica, el jurel "navega" habitualmente a una determinada altura; pero que en los últimos tiempos y posiblemente debido al calentamiento de las aguas marinas, el plancton y las pequeñas especies de las que el jurel se alimenta, se hallan prácticamente en la película de agua del caladero nacional Cantábrico Noroeste. Este es el motivo, según su teoría, de que en el muestreo pertinente, los científicos no encuentren el jurel que realmente hay en la mar cantábrica y de Galicia y que sus conclusiones -básicas para la Comisión Europea- sean siempre tendentes a la baja.

Curiosamente es ahora la propia CE la que apunta al Consejo de Ministros de Pesca, que deberá reunirse en Bruselas los días 14 y 15 de diciembre próximo, la posibilidad de incrementar el TAC de jurel (ibérico y cantábrico) un 27 y un 15,3%, respectivamente. Indudablemente, esta propuesta es el reconocimiento claro de que hay jurel y de que la población de este se encuentra, como mínimo, en el Rendimiento Máximo Sostenible (RMS). Porque, mire usted, uno no se cree que tales incrementos sean una concesión del "buenismo" de la Unión Europea para con los pescadores españoles y portugueses que faenan en las zonas señaladas y que son aquellas en las que desarrollan su actividad los barcos de cerco -españoles y portugueses- desde el Golfo de Vizcaya al Golfo de Cádiz.

Es cierto que llevamos dos años de drástico recorte de las capturas de jurel para la flota gallega; pero no es menos cierto que vascos y cántabros se han puesto las botas durante el mismo período de tiempo porque, para ellos y debido a los criticados derechos históricos de pesca, no ha habido ni el más mínimo efecto negativo. Por ello, cabe pensar que el stock de jurel (del que vive en gran medida el cerco gallego) no es que se haya recuperado, sino que se mantiene y que, probablemente, ni en 2014 ni en 2015 fueron verdaderamente necesarios los recortes aplicados por la UE.

De no ser así, ¿a santo de qué se plantea ahora la CE un tan importante incremento del stock?