El Gobierno vino a decir que el nuevo plan de pesca del Cantábrico Noroeste no está cerrado. Que no "prejuzga" que se discuta el reparto de cuotas. Y reconoce que lo correcto hubiera sido "sentar al sector y llegar a un acuerdo".

¿Y por qué no lo hizo, quién le pone prisa...? ¿Alguna emergencia? ¿O es que quiere asegurarse de que no salgan malparados los que, desde hace años, se benefician de una distribución ad hoc por estar más a la derecha del padre que los otros?

No hay quien lo entienda y, porque ya no hay tiempo, no sería malo que el presidente de un Gobierno en funciones firmara el cese de quien firmó el plan de pesca. Cese que no tendría costes extraordinarios para el Estado, pero serviría de ejemplo.

Es que peor no podían hacerlo. Si la Secretaría General de Pesca o el Ministerio de Agricultura formasen parte de un circo, les crecerían los enanos. Tal cual.

Y en este disloque de estructuras consolidadas, viene el presidente de la Federación Galega de Confrarías, Tomás Fajardo, y echa por tierra las escasas esperanzas de encontrar apoyos en los pósitos gallegos que se quedaron en minoría ante los planteamientos de Acerga y que, por causas que uno no se explica, no han sabido unirse al carro de los cerqueros que, mayoritariamente, reclaman un reparto justo y por tripulante de las cuotas.

Fajardo, hombre bregado en la pesca, no ha querido o podido entender qué reclama Acerga. Ni tampoco supo o quiso saber que los patrones mayores de las cofradías de Galicia están en un sinvivir permanente porque no saben a qué carta quedarse con los planteamientos de los armadores y tripulantes de la asociación que preside José Blanco. Pero sí saben que además de un mal reparto, las cuotas no son suficientes para los barcos que en Galicia viven -es un decir- de ellas.

Tarde, mal y arrastro, Fajardo acuerda que una nueva junta de la Federación debata las propuestas de rechazo a la ley de acuicultura y, de paso, la realización de una gran manifestación del sector pesquero. ¿Por qué no aceptar el acuerdo anterior y disfrazar este en la asistencia minoritaria de representantes de cofradías?

Más da la impresión de que, ante un posible caso de derribo, unos y otros hayan optado por mantener la Secretaría General de Pesca y la Federación Galega abiertas por reformas.