Dos años de conflicto sobre la mesa, para concluir que el problema del cerco y su peculiar reparto de cuotas en el caladero nacional Cantábrico Noroeste, ni es problema específico de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), ni de Cerqueiros Galegos, ni de la Consellería do Mar. Tal reparto, como no podía ser de otro modo en un caladero de ámbito estatal, es competencia exclusiva de la Secretaría General de Pesca. Otra cosa es que, al ser el mismo partido político el que gobierna en España y en Galicia, la Xunta hubiera podido influir de algún modo en las decisiones que corresponden a Madrid, una ciudad que, como decía Pepe Blanco (que como artista del cante formó partaneriado con Carmen Morell) tiene seis letras.

La verdad es que, con los criterios de reparto hasta ahora utilizados por la Secretaría General de Pesca y la anuencia de la Consellería do Mar, se ha beneficiado a unos pocos en contra de una gran mayoría. Pero, pelillos a la mar: la mediación -¡por fin!- de la conselleira Rosa Quintana ha servido para que todas las partes afectadas hayan podido hablar, plantear sus propuestas y acercar posiciones para lograr un acuerdo de consenso sobre el mejor sistema para el reparto de la cuota de pesca que el responsable de la citada Secretaría General, Andrés Hermida, deberá sancionar en los próximos días.

Rosa Quintana, en la reunión de ayer con el sector -esta vez sí se puede hablar de sector- se refirió a una propuesta que ya se había presentado hace dos años y que en aquel momento no fue admitida por el sector de cerco. Ahora, considera, hay un claro acercamiento de las partes implicadas y se intenta que los barcos que nada tienen en cuanto a posibilidades de pesca por carecer de derechos históricos, al menos dispongan de un mínimo de posibilidades de pescar como consecuencia de la aplicación a los porcentajes de criterio de reparto del que se alcance cada año en los Consejos de Ministros de Pesca de la Unión Europea.

Decíamos ayer que algo se movía en San Caetano y no eran los fantasmas de los pasillos del antiguo hospital militar compostelano. Decíamos, también, que de la reunión presidida por la conselleira do Mar, Rosa Quintana, podría venir el acuerdo para levantar el campamento instalado hace dos meses y que cada marinero volviese a lo suyo, que no es otra cosa que el trabajo en la mar.

Si se demandaba diálogo, éste se produjo en una sala muy diferente al espacio de la tienda de plástico blanco utilizada por los asociados de Acerga. Hubo calor y aproximación. Nacieron palabras nuevas y se repitieron otras que casi se habían olvidado en los últimos tiempos. La Secretaría General de Pesca ya tiene interlocutor válido. Las elecciones generales han sentenciado. El camino está marcado. Madrid tiene seis letras. Al cerco le sobra una y puede utilizarla como comodín en caso de necesidad. Dialogar, repartir adecuadamente las cuotas y levantar las piquetas de las tiendas para que estas vuelvan al almacén donde todo lo aprovechable tiene un sitio.