Los planes de acuicultura para los que los fondos comunitarios FEP (Fondo Europeo de Pesca) ha destinado muchos millones de euros, han fracasado.

Lo dice con convencimiento pleno el sector marítimo-pesquero de Galicia, una de las regiones de la UE que la Comisión Europea considera "deprimida" y para la que dicha Comisión ha diseñado un Plan Estratégico Plurianual en el marco español con vigencia entre los años 2014 y 2020, que la Xunta ha acogido como si de un hijo se tratase y aunque tenga sus defectos (que los tiene).

El Fondo Marítimo Europeo de la Pesca (sustituto del FEP) es la muleta que la UE considera una Comunidad Autónoma como la de Galicia para echar a andar hacia una pesca sostenible y para lograr la diversificación de sus economías.

Es tan magnánima la UE y con ella el Gobierno de España y el de la Xunta, que olvidan que este País, Galicia, es desde hace muchos años el principal -por no decir el primero, que suena políticamente incorrecto- productor acuícola de la Unión Europea (el segundo de Europa por detrás de Noruega) gracias a sus mejillones, almejas, berberecho, ostras, etc., y a peces marinos criados en cautividad como la lubina, la dorada o el rodaballo (entre otras especies), amén de las truchas criadas den la zona continental.

Es decir: el Plan Estratégico Plurianual, padre del Plan de Acuicultura de la Consellería do Mar, no descubre nada nuevo. Y no es que uno quiera significar que no necesitamos aquí de la ayuda comunitaria, sino más bien que este tipo de ayuda podría encauzarse por otras derivadas que no sea el llenar de jaulas salmoneras las rías, como ya se ha empezado a hacer en la de Muros-Noia para mayor gloria de una multinacional cuya casa central contempla con cierto recelo lo que está ocurriendo en Chile (donde la protesta es cada vez mayor por los efectos calamitosos, dicen los chilenos, de la producción acuícola) o lo que se vive en Noruega, donde no consigue erradicar lo que denominan "piojillo" del salmón.

Si España importa miles de toneladas de salmón noruego, ¿por qué no se puede producir este aquí, en Galicia, y competir con los escandinavos dada la calidad de las aguas y los fondos marinos de nuestras rías?

Esta es la pregunta que, al parecer, se han formulado en la Consellería do Mar algunos de sus dirigentes. Pero los profesionales del marisqueo, los mejilloneros y los pescadores gallegos le están diciendo al Ejecutivo de Núñez Feijóo, que no todo se arregla con fondos comunitarios si es que la aplicación de estos va en contra de los intereses socioeconómicos de una población que tiene el mar en su ADN, una población que quiere, sí, diversificar su producción, pero no a costa de perder la pesca, el marisqueo la producción mejillonera a la que, aseguran, ponen en riesgo con las jaulas que se pretenden instalar en el corazón del litoral gallego.

Primero fueron los descartes de la pesca. Ahora se hace fuerza en la acuicultura. Descartes "huele" a harina de pescado. Y la harina de pescado busca en la acuicultura industrial su mejor salida. ¿Está Galicia destinada a ser la principal proveedora de las harineras extranjeras?

La pregunta es inocente, lector.