No es el Vía Crucis. Tampoco el de Santiago por cualquiera de sus rutas. Pero sí es el camino de una peregrinación que culminará, el sábado 27 de febrero, en la Praza do Obradoiro compostelana tras un recorrido que se iniciará a las 11.30 horas en la alameda de la capital gallega en demanda de un reparto justo de las cuotas de pesca y de salidas racionales para el sector del mar.

Los participantes en esta manifestación serán aquellos que más directamente padecen las consecuencias de esa mal reparto que se viene realizando en los últimos años de las posibilidades de pesca para las distintas flotas gallegas y aquellos otros que se involucran en la reivindicación porque consideran que existen razones más que sobradas para que, por primera vez en la larga historia de agravios ocasionados a los profesionales de la pesca, estos se ponen en pie de guerra para, pacíficamente. decir un sonoro "¡Basta ya!" a tanta incongruencia por parte de quienes, teniendo la sartén por el mango quieren, además, que sean otros los que se quemen las manos. Y esos otros no son sino los que sufren por las carencias y, al tiempo, por la incomprensible decisión de la Comisión Europea de ajustar TAC y cuotas en función de sus opiniones (sosteniendo sin enmendar un insufrible Rendimiento Máximo Sostenible), las de la Secretaría General de Pesca y algunos preclaros responsables de cofradías de pescadores que avalaron el acuerdo de aplicar unos injustificados derechos históricos de pesca, y la pasividad de una Consellería do Mar que, por considerar amigo a un gobierno de Madrid, reacciona tardíamente y sin resultado positivo al disparate del reparto.

No sé cuántas personas van a participar en esa manifestación de protesta por las calles compostelanas; pero imagino que serán varios miles los que se concentren en tal acto vindicativo dadas las movilizaciones que en las localidades pesqueras se llevan a cabo.

Jamás, hasta este momento, el sector pesquero había recurrido a la movilización ciudadana, acostumbrado como está a lamerse sus propias heridas; pero es que estas afectan ya al entramado social de los habitantes de una tierra -Galicia- que saben sobradamente de la dependencia del pueblo de lo que los pescadores, mariscadores, rederas, mexilloeiros, etc., se juegan: pescar o desguazar, mariscar en sus zonas de siempre o correr el albur de tener que hacerlo para un propietario concesionario al que solo ha dado vela en este entierro la Xunta de Galicia, enterrador de oficio.

Desde la alameda compostelana a la plaza del Obradoiro, una marea humana calienta motores en un sentido y claro lema: "Hasta aquí hemos llegado".