La industria conservera gallega trabaja para adaptar sus instalaciones a las "factorías del futuro". Para ello, aplicarán tecnologías emergentes como la nanotecnología -técnicas que se aplican en una escala extremadamente pequeña, que permite manipular estructuras moleculares-, las altas presiones y las microondas a fin de producir alimentos de forma segura sin perder eficiencia ni productividad. Es el proyecto que impulsan las compañías gallegas Clavo Congelados y Conservas Cerqueira, que recibieron 1,45 millones de euros de los fondos Feder Interconecta, canalizados a través del Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial (CDTI). Se trata de aplicaciones industriales "pioneras" para la eliminación de riesgos alimentarios.

Clavo Congelados, con sede en Caldas (Pontevedra), lidera el primero de ellos junto a otras tres empresas tecnológicas de Vigo y tres centros de investigación. Es el proyecto Smart factory for safe foods (SF4SF), que ha recibido una subvención de 626.174,6 euros y que supondrá, según la patronal conservera Anfaco-Cecopesca, "un gran salto para la gestión de la seguridad alimentaria". Fuentes del departamento de I+D+i de Anfaco, que actúa como asesor, explican que ya existen nuevas tecnologías de procesado a disposición de la industria que permiten reducir o eliminar riesgos alimentarios integrados en el modelo productivo de la planta. El objetivo es doble: Elevar la productividad de la fábrica y la seguridad de los productos mediante la eliminación de riesgos microbiológicos y alérgenos.

Clavo contará con tres firmas innovadoras en tres campos: Nanoimmunotech (nanotecnología), Kemegal (fabricación de productos químicos destinados a la limpieza e higiene) y ASM Soft (desarrollo de aplicaciones informáticas).

Cada empresa cuantificará los riesgos y analizará la eficacia de los sistemas vigentes a fin de determinar las necesidades de la industria alimentaria, ya que este proyecto podrá extenderse a todos los sectores cuando haya finalizado. Las cuatro empresas también reciben el asesoramiento de la Universidade de Vigo -de donde surgió la firma ASM, con sede en Bembrive (Pontevedra)- y el Laboratorio Ibérico Internacional de Nanotecnología (INL) de Braga. "El proyecto SF4SF creará un nuevo concepto de producción en el que la minimización del riesgo estará integrado en el sistema de producción de la planta", destacan las compañías participantes. Clavo Congelados, con más de 300 empleados, factura unos 30 millones de euros al año.

El proyecto que lidera la viguesa Conservas Cerqueira (conocida por su marca comercial, Pay Pay) incluye también otras cuatro firmas del sector: Pescados Marcelino, Mariscos Veiro, Depuradora Moluscos La Sirena y GalChimia, y recibió una subvención de 828.084,2 euros del Gobierno. En su caso, el trabajo es más específico y se centra en especies comerciales como el mejillón y los pectínidos (vieiras). Cerqueira empleará la nanotecnología para "anticiparse a la contaminación en batea". El objetivo del proyecto, en el que también colaboran Anfaco y el INL, es aplicar protocolos para la detoxificación de ambos productos con agentes microencapsulados en la cadena de producción industrial.