El estado en que se encuentra la bacaladilla, junto con el de la sardina, la caballa, el jurel o la anchoa, es el principal objetivo de la campaña oceanográfica Pelacus 0316 que desarrolla hasta el próximo 16 de abril el buque oceanográfico Vizconde de Eza. Esta campaña se incluye en el calendario internacional del Consejo Internacional para la Exploración del Mar (CIEM) y se realiza desde el pasado 12 de marzo entre la frontera norte con Portugal y la frontera francesa.

Se quiere saber, como es norma en este tipo de campañas, la abundancia de las especies y la distribución de huevos de sardina y anchoa para determinar el área de puesta de estas poblaciones de peces indudablemente importantes para la flota pesquera de la zona (trascendental, diría yo, para la flota gallega).

La campaña coincide con otra que, interesadamente, se desenvuelve en aguas mediterráneas -no creo que, al menos de momento, afecte al área atlántica y mar Cantábrico- y que no es sino un ataque a la línea de flotación de los barcos de arrastre, a los que se culpa en Europa de ser los causantes del descenso de las poblaciones de pelágicos en aquellas aguas y sin que, en el seno de la Comisión Europea, haya habido una sola voz que denuncie la actividad de más de una veintena de superarrastreros de Francia, Alemania, Holanda y Federación Rusa, que se adueñan de los mares en extensísimas jornadas de pesca que paralizan tan solo durante la operación de suministro de combustible. Mientras esto ocurre, se sigue hablando de sostenibilidad y cada unos de esos superarrastreros tiene la capacidad de realizar mareas de 15 o 20 días en las que mete en bodegas hasta 5.000 toneladas de pescado que, curiosamente, no va destinado al consumo humano sino a las fábricas de piensos marinos para la acuicultura.

¿Qué arrastre es el que realmente preocupa en la Unión Europea? ¿No les inquieta que, desde hace algún tiempo, armadores holandeses compren barcos franceses para utilizar su cuota de pelágicos? ¿No es esta práctica un intento de comprar el mar?

El Mediterráneo es el foco de atención en este momento. Se pretende la aplicación de medidas restrictivas de pesca de arrastre y hasta la eliminación de este arte en los países comunitarios de la zona (España, Francia, Italia, Grecia...) y los estados miembros afectados deberán realizar sus propuestas en tal sentido.

Esa fijación con el arrastre mediterráneo pone en aviso al arrastre de litoral en el caladero Cantábrico Noroeste. Acontece justo cuando en los puertos ni siquiera se han adoptado medidas que puedan atender los desembarques de los descartes que, obligatoriamente, se deben realizar desde el pasado 1 de enero.