La escasez de cuotas no fue el único problema que lastró la campaña de xarda en el Cantábrico para los buques gallegos. El bajo precio de esta especie, que no suele superar los 0,70 euros por kilo en lonja, no ayudó a los armadores a recuperar sus inversiones. El armador de Portosín Gabriel Ochoa, que sí se desplazó al Cantábrico, relata que en una campaña "normal" un barco necesitaría al menos 30 toneladas de capturas para lograr beneficios. "Estamos en condiciones casi infrahumanas. Cada carrete de pesca cuesta unos 2.000 euros. Hay que pagar la Seguridad Social, el combustible y, en campañas como esta última, también comida y alojamiento. Entre la poca cuota y los precios que se pagan por el pescado, ¿cómo vamos a recuperar el dinero?", lamenta este armador.