NAFO y Neafc como organizaciones pesqueras internacionales, corren peligro. Pero más lo corren los arrastreros gallegos que faenan en las aguas teóricamente controladas por ellas.

España, junto a otros países comunitarios y, sobre todo, buen número de organizaciones medioambientalistas, parece decidida a dar la puntilla a una docena de barcos pertenecientes a empresas integradas en la Cooperativa de Armadores de Vigo (ARVI) que faenan en los caladeros de ambas organizaciones supranacionales.

La Comisión Europea presenta un panorama poco o nada favorable a la pesca de arrastre por debajo de los 800 metros. Y España no se queda atrás porque, según explicó en su momento el secretario general de Pesca, Andrés Hermida, la decisión no afectaría mucho a la flota española. Pero Galicia -el Parlamento gallego- ha dicho nones por la mayoría de votos del PP de Galicia. La colisión entre el PP gallego y su hermano mayor el PP español tiene su "aquel" y este puede no ser otro que la proximidad de las elecciones autonómicas: El PP gallego se posiciona.

Los sistemas de arrastre puede que sean más dañinos que otros de los usados en aguas profundas. Pero también contribuyen, según los marineros, a renovar esos fondos y, por ello, a regenerar los mismos con nuevos y mejores "pastos" o asentamientos para las especies de peces existentes en aquellos caladeros y la flora de estos.

La pesca de arrastre "modifica pero no destruye" los fondos sobre los que actúa, ha dicho Ray Hilborn, de la Universidad de Washington, coincidiendo con lo que los marineros plantean desde hace años.

Contra el arrastre se manifiestan asiduamente las ONG en una guerra declarada en la que, hasta ahora, no ha habido vencidos ni vencedores. Sin embargo parece claro que de ganar esta batalla inicial la CE merced a su prohibición de pescar a más de 800 metros de profundidad, el siguiente paso sería ampliar la prohibición, tal vez llevándola a los 600 o 500 metros, lo que sería el punto final para una flota española en la que Galicia tiene mayoría de buques que generan importantes plusvalías en esta comunidad.

Si el "arado" o "gradado" del fondo marino por la presencia en él de artes como el arrastre simplemente modifica su sustrato, ¿a qué viene el empeño de la ONG estadounidense PEW en lograr la prohibición que nos ocupa y preocupa? ¿Qué ganan esta organización y sus patrocinadores, máxime cuando -como recordaba recientemente el secretario general de Cepesca, Javier Garat- impedir el arrastre más allá de los 800 metros de profundidad no podría basarse en supuestos científicos o de expertos reconocidos internacionalmente por cuanto no hay nada que demuestre sin dudas la maldad de ese arte?

Aunque, oficialmente, las zonas de teórica prohibición no son enclaves situados en aguas de NAFO o Neafc -donde, repito, faenan numerosos buques gallegos- cabe pensar que tales organizaciones internacionales no tardarían en seguir el camino marcado porque no tendría explicación que aquí se pesque mientras que a tiro de plomada el arrastre a más de 800 metros se prohibe.