El jurel, especie fundamental para el cerco y que en 2016 registra los peores niveles de descargas en 16 años, reapareció en las costas del norte de Galicia a finales de la semana pasada para alivio de la mayor parte de la flota, que atravesó un inicio de año marcado por los temporales y la escasez de capturas en aguas gallegas.

El presidente de la Asociación de Armadores de Cerco de Galicia (Acerga), José Blanco, indica que se trata de ejemplares de buen tamaño, "mejores" que el año pasado, que se venden a unos siete u ocho euros por caja, por lo que el precio del kilo ronda los 60 céntimos. Blanco, que acaba de regresar de la costera de la anchoa en el Cantábrico, descargó esta semana el puerto de A Coruña y su barco llegó a pescar el tope diario de jurel, 6.000 kilos. "Nos hacía falta este pescado. Entre el jurel, la poca xarda que podemos ir capturando y algo de sardina, vamos tirando", explica el presidente de Acerga.

Solo los 60 cerqueros que decidieron desplazarse al Cantábrico pudieron obtener buenas cifras de ventas en lo que va de año gracias a la anchoa (o bocarte), pero ante el reducido tamaño de los ejemplares la flota prefiere regresar a Galicia y poder aprovechar el bocarte más grande cuando migre hacia las costas gallegas. "Creo que la mayoría de los barcos van a volver, en casa estamos más a gusto y además los gastos son mucho menores", asegura Blanco, que admite que la negativa del País Vasco a permitir a la flota gallega pescar en aguas interiores de esa comunidad también influyó en la decisión.