Cuando esto escribo, no tengo ni la menor idea de cómo va a resultar la manifestación convocada para hoy en Santiago por los armadores de cerco de la asociación Acerga. Una manifestación para exigir más cuota en el caladero nacional Cantábrico Noroeste. Y, como por casualidad, el viernes, día 13, el Ministerio de Agricultura comunica el incremento en 6.800 toneladas la cuota de anchoa del Cantábrico para la flota española.

Según estos datos el Ministerio aumenta en 6.120 toneladas el tope máximo de capturas para el primer semestre del año y en 680 toneladas la reserva establecida para la pesquería en el segundo semestre.

Esta revisión, destaca el Ministerio, era un compromiso "conseguido en el Consejo de Ministros de la UE siempre que se cumpliesen las salvaguardias de conservación y consenso".

Lo que más me llama la atención en esta decisión de ampliación de la cuota de anchoa, es la fácil previsión realizada a la vista del "buen estado del recurso", evaluado este por el Comité Científico y Técnico de la Pesca.

Vamos, una pura casualidad. Nada estaba previsto, señora Tejerina, ministra en funciones de la cosa pesquera y tal.

Porque, a ver: quién compensa ahora a, por ejemplo, los barcos gallegos que han regresado a sus puertos base en Galicia desde aguas del Golfo de Vizcaya porque se había levantado la bandera, se habían modificado los topes de captura y reducido los días de pesca en esa zona y, evidentemente, la falta de rentabilidad de la costera hizo que los armadores de esas embarcaciones acordasen volver a casa donde, por lo menos, tienen a los suyos.

Si ya existía la previsión de ampliar la cuota de anchoa en esas 6.800 toneladas, ¿no podían haberlo explicado a los interesados? ¿Lo dicen ahora, como un favor, o como una medida para contrarrestar los efectos de la manifestación en Galicia del domingo?

Bendita casualidad, oiga, esta revisión del TAC de anchoa pactada entre los días 14 y 15 del pasado mes de diciembre, al comprobar el Comité Económico Científico y Técnico de la Pesca que la biomasa y los reclutamientos de esa especie eran los más altos de la serie histórica.

Cambian la regla de explotación en función del nivel de biomasa existente y, como de paso, animan a los pescadores a continuar con las medidas reguladoras aprobadas "por las organizaciones más representativas del sector" (¡ay!) para conseguir una mayor rentabilidad en la pesquería.

Se las saben todas. Pero el cerco gallego también sabe lo suyo y, o mucho me equivoco, o no van a parar en sus reclamaciones por más que la biomasa de anchoa esté a punto de rebosar el Cantábrico.

Una casualidad, mire usted, muy casual.

¡Qué siga la fiesta!