La marea roja obligó a cerrar la totalidad de los 17 polígonos de bateas de la provincia de A Coruña. El Instituto Tecnolóxico Para o Control do Medio Mariño de Galicia (Intecmar), dependiente de la Consellería do Mar, decretó en los últimos días la clausura de las dos zonas de producción de Sada, las últimas de A Coruña que permanecían abiertas tras el desplazamiento de las biotoxinas desde las Rías Baixas hacia las costas coruñesas.

De los 54 parques de cultivo existentes en Galicia, la extracción de mejillón solo está permitida en estos momentos en cuatro de Redondela -reabiertos a lo largo de este mes- debido a la proliferación de toxinas lipofílicas (diarreicas). Estos organismos están relacionados con las corrientes de agua fría cargadas de nutrientes y partículas de fitoplancton tóxico que cada primavera alcanzan las rías gallegas.

Otros cultivos

Las biotoxinas no afectan solo al cultivo de mejillón. Una quincena de los 36 bancos de moluscos infaunales (como almeja, navaja, berberecho o longueirón) de Galicia permanecen cerrados en estos momentos por el mismo motivo, según los datos publicados por el Intecmar. En la provincia de A Coruña las autoridades prohibieron recientemente la extracción en las zonas Ares II, Corme-Laxe, Camariñas, Corcubión, Fisterra, Muros-Noia I, Arousa I y Arousa II.

Las mareas rojas causan importantes pérdidas económicas a los sectores bateeiro y marisquero, por lo que los productores se apresuran a vender todo el producto que pueden antes de estas vedas temporales. Aunque la primavera no es la época más importante del año para las ventas de mejillón, en 2015 estos fenómenos se prolongaron hasta el verano, por lo que el Consello Regulador de la Denominación de Orixe Protexida Mexillón de Galicia demandó a la Xunta estudios para poder entender mejor el origen de los cierres y prepararse para afrontarlos. Más recientemente, durante la visita de una delegación del Parlamento Europeo a Galicia, la Federación Galega de Confrarías de Pescadores también demandó informes sobre los episodios de biotoxinas para dotar de una mayor "seguridad jurídica" al sector.

Instituciones como el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) achacan la intensificación de las mareas rojas en los últimos años al cambio climático, que ralentiza el proceso de renovación de las aguas en las rías gallegas y aumenta su temperatura, con lo que crea un ambiente favorable para la proliferación de estas biotoxinas.