"Cinco" bonitos capturados y dos barcos averiados. Es el balance de los primeros días de la costera del bonito del norte para la volanta gallega, una campaña a la que esta flota se ve obligada a acudir por la escasez de cuotas de merluza. Aunque hasta ayer solo seis volanteros se habían sumado a la pesquería -ayer mismo zarparon dos más desde Cedeira y hoy se sumará al menos otro-, las sensaciones iniciales hacen presagiar una campaña tan negativa como la del año pasado.

"Este no es nuestro oficio", admite con resignación Ricardo Villar, armador de Cedeira que ayer hacía -no sin dificultades- los preparativos para zarpar rumbo a las islas Azores. Este empresario explicó que los volanteros que ya habían zarpado no pescaron "nada" y dos barcos, uno de Corme y otro de Laxe, ya tuvieron que regresar a sus respectivos puertos tras sufrir averías.

El grueso de los boniteros gallegos todavía esperarán una semana más para unirse a la costera, en la que participa buena parte de la flota del Cantábrico. La primera subasta del año, realizada el lunes en la lonja de Avilés, se saldó con un precio máximo de 208 euros por caja.

Armadores asturianos y vascos constataron que la temperatura del agua, fría días atrás, es ahora óptima para esta pesquería, y encontraron bonitos de tamaño variado, algo "inusual" por estas fechas. El mayor problema con el que se encuentra la flota de bajura, según denuncian estos empresarios, es la "competencia desleal" de los grandes arrastreros pelágicos europeos, especialmente irlandeses y franceses, con los que cada año existe una gran rivalidad.