Las negociaciones y presiones de las ONG han conducido al logro de los objetivos propuestos: Hacer que la Unión Europea prohiba, a partir del 1 de enero de 2017, el arrastre en fondos superiores a los 800 metros.

Sin duda es un paso previo a la prohibición del arrastre de profundidad y quién sabe si del arrastre propiamente dicho. Al menos esto es lo que baraja el sector, que comprueba cómo determinadas organizaciones ecologistas que ejercen como verdaderos lobbies en Bruselas y encuentran en la CE respuestas que se niegan en la mayoría de las ocasiones a aquellos que viven de la pesca.

Se protegen con la decisión ahora aprobada los fondos marinos y no hay nadie que proteja los intereses de los que viven de la pesca. A ver cuánto tardan en decretar una prohibición similar para, por ejemplo, el arrastre en el caladero nacional Cantábrico Noroeste. Será entonces cuando se superen con creces todos los Rendimientos Máximos Sostenibles (RMS) habidos y por haber y cuando, además, en la UE se den cuenta de que ya no hay nada que prohibir porque no habrá barcos de arrastre que molesten a organizaciones no gubernamentales como la francesa Bloom, de la que continúa siendo alma máter la experiodista, productora y directora de documentales ecologistas Claire Nouvian, autora asimismo del libro Criaturas Abisales, donde recrea su enamoramiento de estos animales capaces de generar su propia luz en los fondos marinos. Pero se olvida Claire de la luz que tienen que pagar los que pescan a profundidades inferiores y que, más pronto que tarde, también verán cercenada su capacidad extractiva e ir al desguace porque la luz del fondo marino ha cegado a los ecologistas.

Al arriba firmante le da la impresión de que ese enamoramiento de Claire Nouvian por el mundo submarino le impide ver y querer a aquellos que, desde la superficie del mar, intentan cada equis tiempo extraer lo que es básico para la población: Peces que califican de comerciales porque son los que, verdaderamente, resultan válidos para la cocina. Los que no lo son se quedan abajo, para que los enamorados de las profundidades marinas continúen extasiándose en sus momentos de ocio.

No sé, ni me importa, si Nouvian ha cedido sus derechos de autora a la organización ecologista por ella fundada; pero estaría bien que lo hubiera hecho. Sería consecuente, porque con dinero se consiguen muchas cosas.

Presionan, logran que se prohiba el arrastre, pero no consideran el perjuicio que con decisiones como la ahora adoptada por la UE se causa a miles de familias europeas que viven de la pesca.

Aunque es posible que Claire Nouvian no coma pescado.