José Blanco es, además de presidente de Acerga por un año más, el hombre que el sector cerquero gallego tiene como emblema. José Blanco es como aquellos escapularios que nuestras abuelas nos ponían con un imperdible en el tirante de la camiseta con el objetivo de parar el Mal. Un Detente, decían, que bien poco debía de tener de católico porque las abuelas parecían no confiar demasiado en el poder celestial.

A José Blanco le ocurre lo mismo: Sus compañeros socios de Acerga le han reelegido por doce meses más como presidente de la entidad, confiando en que el patrón y armador de Portosín, dada su bonhomía, actúe de detente o escapulario contra los muchos males que intentan entrar en el corpus de la pesca de bajura de un país llamado Galicia que no tiene quien le defienda.

Para Blanco el objetivo, ahora mismo, es lograr un cambio en el Gobierno, tener alguien con quien hablar de pesca y de los problemas que esta tiene. No es cierto que cada uno pueda hacer lo que quiera con lo que pesca, como alguna mente lúcida de la Consellería del ramo dijo no hace mucho, porque lo cierto es que hay quien no permite ni siquiera pensar: Lo tomas o lo dejas. Siempre desde una posición de fuerza, siempre desde una venta a la baja, siempre con mentiras de por medio y ocultaciones que conducen a establecer unos precios que solo benefician a los primeros que venden. No dan la cara, no. Y en el caladero nacional Cantábrico Noroeste siguen mandando los mismos de siempre, aquellos que quieren que todo siga igual para que nada cambie en su cuenta de resultados y, de paso, en sus cuentas bancarias. Detente, coloca el escapulario, que no entre el Mal.

Arranchando para salir a pescar y con la idea de que los precios den una alegría a la legión de escapularios irredentos, los barcos despidieron julio con la esperanza puesta en agosto; pero también con el temor a que, en cualquier momento, el Gobierno en funciones dictamine que todo se acaba, que se han cumplido las previsiones de pesca, que los barcos de artes varias suspendan su actividad actual y pasen a otra y que, con cuatro días dedicados al cambio de aparejos, cuando efectúen el primer lance la pesquería se ha acabado otra vez.

"No tenemos con quien hablar, por eso queremos un cambio en el Gobierno. Nosotros estamos trabajando para el sector cerquero y lo hacemos desde los tribunales de justicia porque el poder gubernativo no nos atiende. Necesitamos un Gobierno que haga algo por nosotros. Queremos conseguirlo, porque no podemos dejar que nuestro sector desaparezca por la inacción de aquellos que dicen ser la fuerza política más votada". Es claro, como siempre, José Blanco.

Esos son sus objetivos. Sin detentes o escapularios en el tirante de la camiseta, porque no hay dios que ponga remedio a tantos males que afectan a la pesca de bajura. Que es como decir a los pueblos marineros de Galicia.