El veto a los descartes (capturas no deseadas y que se devuelven al mar por su escaso valor, su tamaño o la falta de cuota) promovido de forma progresiva por la UE obligará a numerosos barcos españoles a reducir "muchos meses" su actividad en el mar. Así lo aseguró ayer el secretario general de Pesca, Andrés Hermida, que explicó que este problema será especialmente patente a partir de 2019 para las flotas que se dedican a la pesca de merluza, como el arrastre, debido al bacalao que también cae en sus redes. Este recurso actuará como una "especie estranguladora", ya que cuando los pesqueros agoten su escaso cupo de bacalao -previsiblemente en el "primer trimestre del año"-, deberán volver a puerto aunque todavía tengan posibilidades de pesca de merluza, según indicó Hermida.

"Los países están comprobando que la obligación de desembarques puede llevar a muchos barcos a parar su actividad y volver a puerto en el primer trimestre del año, con las consiguientes repercusiones sociales y económicas", alertó el representante del Ministerio de Pesca. "Mientras, a los pescadores de otros países noroccidentales les ocurre a la inversa: Se dedican al bacalao y la merluza es su especie de estrangulamiento", indicó.

Hermida participó en el I Encuentro Holanda-España sobre Pesca Sostenible e Innovadora, junto a representantes del Gobierno holandés, donde anunció que el departamento que dirige Isabel García Tejerina expondrá esta preocupación el próximo lunes en Bruselas ante el Consejo de Ministros de Agricultura y Pesca de la UE. Representantes del Ministerio afirmaron durante la reunión de ayer que existen "soluciones" contra lo que puede convertirse en una "tormenta perfecta" para la flota, según el subdirector de Caladero Nacional y Aguas Comunitarias de la Secretaría General de Pesca, Ramón de la Figuera.

"Tenemos dos años (hasta 2019) y las excepciones previstas en las normas contra los descartes no son suficientes", añadió De la Figuera, por lo que planteó que una opción sería dar "más flexibilidad" para los intercambios de cuotas entre especies, algo que considera "difícil" porque "nadie" quiere perder cupos de su recurso principal y, además, es complicado "convertir merluzas en caballas", en referencia a que cada pescado tiene su precio, que también varía según el país.

España defenderá ante la UE una "simplificación" de las normas pesqueras y una ampliación de los cupos de esas especies secundarias con el fin de que no provoquen un efecto embudo.

El veto a los descartes preocupa en especial a las flotas que trabajan en pesquerías mixtas con artes poco selectivas, como el arrastre, aunque los expertos sostienen que también afectará al sector artesanal, que no desecha mucho pescado.