Isabel García Tejerina demostró ayer que para nada está convencida de que la Comisión Europea conceda hoy aquello que el sector pesquero español (y en particular el gallego) necesita. Sobre todo, cuando sin meterse en profundidades, señaló que "España va a defender en Bruselas la mejora de las posibilidades de pesca para el año 2017 que plantea la Comisión".

Si la actual ministra de Agricultura y Pesca, Alimentación y Medio Ambiente estuviese convencida de sus planteamientos frente a los de la CE, dejaría muy claro que España rechazaría los planteamientos de la Comisión, porque como muy bien ha dicho en la capital belga, "las posibilidades de pesca tienen que estar basadas no sólo en los informes científicos y en los criterios de la Política Pesquera Común, sino también en criterios socieconómicos", que es lo que casi nunca se ha tenido en cuenta: la socioeconomía.

Que España no renuncia al objetivo de alcanzar el rendimiento máximo sostenible, pero no necesariamente en el año 2017 para algunas especies, cae de cajón. Ella, la ministra, lo sabe bien porque tal planteamiento no es flor de un día: se mantiene desde hace muchos años. Otra cosa es que se logre. Pero ¿renunciar? La Comisión ha de entenderlo. Y los argumentos que España utiliza para tal entendimiento son contundentes. Otra cosa es que se sepa defender una mejora de las posibilidades de pesca en un momento idóneo para ello. Idóneo, política y científicamente declarado. Por ejemplo en la merluza del sur y el jurel del oeste, con stocks que mantienen abiertas las puertas de la compatibilidad tanto en la protección de las especies como en la defensa de los intereses socieconómicos que el sector pesquero tiene muy presentes en cada calado de aparejos.

Hay argumentos que se pueden utilizar y es de esperar que no renuncie a ellos García Tejerina, bregada en las segundas líneas de defensa y, desde hace unos años, en las primeras. Tiene conocimiento del sector y sabe que éste espera más de su gestión y menos del conformismo habitual. Solicitar incrementos de cuota de rape del norte, raya y gallo del sur no debe resultar difícil: hay biomasa con indicadores muy favorables a tal aumento de cuota. Y tres cuartos de lo mismo pasa con la posibilidades de pesca de anchoa en las zonas VIII y IX (Cantábrico y Golfo de Cádiz). Así que, sin prejuicios, ministra: una cosa es lo que ya tenemos y otra muy distinta, lo que necesitamos.