Un soleado día de septiembre de 1998 el pescador Renato Grbic navegaba por el río Danubio, cerca de Belgrado, justo por debajo del puente de Pancevo, cuando oyó cómo algo caía con fuerza al agua. Era un hombre, un suicida, que había saltado al agua desde los 19 metros de altura de esa estructura. "Su chaqueta, forrada de plumas, estaba empapada y pesaba mucho. Su cabeza se hundía. Al principio no quería ayuda, se negaba a darme la mano", recuerda Renato el primer rescate de su vida.

"Yo le decía que el sol era tan bonito y la vida también. Fue una faena sacarlo", cuenta Grbic, quien desde aquel día ha salvado la vida a otras 28 personas que saltaron del puente, la última vez hace unos pocos meses. "Es bonito cuando se puede ayudar. Se ha convertido en una misión particular mía", asegura el pescador de 55 años, toda una celebridad en Serbia. Procede de una familia que desde hace generaciones se dedica a la pesca en el Danubio, que pasa con fuerza por la capital serbia. Vive en la ribera, en una zona modesta de las afueras de Belgrado, donde gestiona un restaurante.

"Cuando me acerco a esa persona, le agarro la mano, la pierna, la cabeza, lo que se pueda, y la subo a mi bote, siento el bienestar, la belleza, la paz interior, sé que he hecho algo bueno, bello", cuenta. Dice no sentirse un héroe: "Creo que todos debemos ayudarnos en la desgracia".

El último rescate fue a finales de octubre, cuando salvó a una joven de 16 años que saltó la valla del puente y se tiró al agua. Todo por un desdichado amor. Un vecino se había acercado un momento antes, le cogió de la mano pero ella se ahogaba. Logré agarrarla por sus axilas y meterla en mi barco", recuerda. "El Danubio es un río potente, rápido, frío. En cinco o diez minutos debes reaccionar; si no, la muerte es inminente", asegura.

Grbic sigue la trayectoria de sus rescatados. "Una tenía 18 años cuando saltó del puente. Ahora está casada y tiene un hijo. Me invitaron a su boda, me recibieron con gran cariño", recuerda. Otra chica ni había cumplido los 16 años cuando saltó del puente. Días después, celebró su cumpleaños con su familia en el restaurante. Eso fue hace dos años. "En septiembre cumplió 18. Es un ángel, una belleza que ha encontrado el sentido de su vida", dice.