La piedra de afilar rueda incansable en los últimos días. Las espadas, siempre en alto, han comenzado el baile de los silencios y actúan al llamado de los siempre inconformes. Las cincuenta y cinco cofradías de pescadores que en Galicia tienen derecho a voto para la elección del que será en abril nuevo presidente de la Federación Nacional de Cofradías de Pescadores están como pollo sin cabeza, perdidas en el océano de la displicencia las unas, las otras viendo fantasmas y, unas pocas, con un voto decidido y, al parecer, inamovible. Es decir, la división existente justifica ese ruido de sables producido, caso curioso, por socios de los pósitos que, al parecer, hablan en nombre de los cabildos y los órganos de gobierno de cada cofradía, pero que no tienen representación.

Oficialmente y hasta este momento, es un gallego, Basilio Otero, presidente de la Federación Provincial de Cofradías de Lugo y patrón mayor del pósito de Burela, el único candidato a sustituir en el cargo a Genaro Amigo Chouciño, fallecido el año pasado cuando todavía ostentaba la presidencia de la FNCP. Es, por tanto, Otero, quien tiene -teóricamente- las mayores opciones para dirigir el ente que aglutina a la mayor parte de las cofradías españolas, entre estas, obviamente, las 55 gallegas (de las 62 que había hasta hace poco) que no parecen converger a pesar de lo en su momento dicho por el presidente de la Federación Galega, Tomás Fajardo, en el sentido de que, de haber un único candidato gallego a la Federación Nacional, todos los pósitos de la Comunidad gallega lo apoyarían.

No, no va a ser así. Y Asturias, por boca de uno de sus máximos representantes (Dimas García) tampoco dará sus votos al candidato burelense. Canarias también está fragmentada. Y el Mediterráneo y Andalucía, como Cantabria y País Vasco, ni están ni se les espera. Pero en todos los puertos, las espadas están dispuestas para, sino cortar cabezas, sí dejar marcadas sus prioridades. Y estas, a juicio de muchos cofrades, no tienen al presidente de la nacional como su mayor preocupación.

Aún así, hay pelea de gallos. Pero, repito: gallos de corral ajeno. Gallos de segunda fila, que solo cantan cuando el sol ya ha cubierto sus primeras etapas y alguna que otra gallina ha puesto sus huevos a buen recaudo. Como pasa siempre en cualquier gallinero. Y la elección del futuro presidente lo es en gran medida: un cacareante gallinero en el que no es el que más canta quien más posibilidades tiene de hacer triunfar sus tesis.

Basilio Otero continúa en su pretensión de ser el nuevo inquilino de la madrileña calle Barquillo en la que la Federación Nacional de Cofradías tiene su sede (al parecer ahora más segura de lo que estaba hace un año). Fernando Gutiérrez, canario de la isla de El Hierro, cree que es posible revertir la situación de alejamiento de su pretendida candidatura y proclama una democracia real y participativa, con la unidad y la solidaridad como bandera. En abril, aguas mil y nueva ejecutiva para la Nacional. La incógnita a despejar no está claramente señalada. Demasiado ruido con tanta espada.