Llamativo: de repente todo es azul en el mundo marítimo-pesquero. A la economía azul, creada originariamente -si la memoria no me es infiel- por la que fue como mínimo polémica comisaria de Pesca de la UE, Maria Damanaki, le sigue ahora el crecimiento azul, este más de andar por casa porque es de esos inventos que nacen para autobombo con el fin de unir estrategias de crecimiento "azul", la investigación y la especialización para la diversificación del sector, mientras que la economía azul comunitaria persigue hacer sostenibles los recursos del mar.

Esto está bien para pasar el tiempo, pero el pescador quiere pescar peixe blanco, azul, percebes, pulpo, nécoras, centolla o todo aquello que pueda vender para consumo y pague por el trabajo realizado.

Pero no, hay que hacer lo más difícil, lo casi incomprensible para el que vive de la pesca y que, apreciando los esfuerzos que se hacen para dar cumplimiento a unos planes apenas comprensibles para quienes viven de la pesca, sobreentienden que deben existir motivos para que sus señorías pierdan el tiempo en disquisiciones que, a la postre, les van a significar ingresos extras por el tiempo dedicado.

Para la conselleira do Mar, Rosa Quintana, es defendible la conjugación de la estrategia de crecimiento azul, de la investigación de la UE y la especialización para la diversificación del mar de Galicia. Esta información, dijo la conselleira, es el mejor método "para compartir informaciones, costes, resultados y buenas prácticas y para crear ideas para otros ámbitos de cooperación en actividades marítimas".

"Bien, vale", habrá dicho Manuel, marinero de cualquier puerto gallego, "pero lo que yo quiero es poder pescar, que no suspendan una pesquería a los cuatro días de empezarla, saber qué puedo pescar y que la pesca responsable que practico me permita volver a capturar elementos de esa especie porque no la he agotado". Es la mejor información, conselleira. Los costes los determinan los mercados, los resultados serán los que autorice la Secretaría General de Pesca en cuanto a sus planes de pesca en el Cantábrico Noroeste, por ejemplo, y las buenas prácticas ya las imponen los servicios de vigilancia pesquera.

La "economía marítima" o "economía azul" vigente hasta 2020 y que data del año 2014, es un plan de acción de la UE para la innovación de la economía marítima, para hacer sostenibles los recursos del mar e impulsar el crecimiento y el empleo en Europa. Pero la investigación, señores de la UE, parece estar encaminada exclusivamente a lograr mayor rendimiento de los combustibles fósiles existentes en el subsuelo marino o las energías renovables, como eólicas y maremotrices que, en sus planteamientos, excluyen a la pesca.

¿Es crecimiento azul o economía azul? ¿Se equivocan o quieren marear la perdiz para que el que salga más perjudicado sea el pescador?

Digan de una puñetera vez que sobran la pesca y los pescadores, pero no jueguen más a la mariola con aquellos que precisan de un salario mensual para llevar a la boca propia y las de los suyos algo que no sea gas o petróleo. Más que blue es un bluf, ustedes me perdonen.