La Xunta decidió ampliar las concesiones a los bateeiros gallegos, que pasan de 30 a 50 años, lo que supone que los productores pueden cultivar el molusco de batea hasta, al menos, 2059. Las concesiones podían hasta ahora renovarse cada diez años hasta alcanzar un máximo de tres décadas. Y dado que empezaron a contar en 2009, antes tenían hasta 2039 para ver qué hacer con sus parques, cómo explotarlos y cómo mantenerlos después.

La conselleira do Mar, Rosa Quintana, confirmó ayer en una visita a la ría de Arousa que el plazo de duración de las concesiones de ocupación de dominio público marítimo-terrestre se amplía de 30 a 50 años en consonancia, aseguró, con la Ley de Costas del Estado y al amparo de la ley de medidas de acompañamiento, que entró en vigor en febrero.

"Esta medida se realiza, además de para adaptar la normativa autonómica a la estatal, para incrementar la seguridad jurídica de las empresas y de los inversores y para mejorar el desarrollo planificado de la acuicultura del mejillón", puntualiza la Xunta.

La conselleira expuso que la ampliación de la duración de las concesiones se aplicará siempre y cuando se cumplan una serie de requisitos y en consonancia con la Ley de Costas del Estado, además de incidir en que esta acción aparece recogida en la ley de medidas fiscales, administrativas y de ordenación.

Acompañada de la directora general de Pesca, Acuicultura e Innovación Tecnológica, Mercedes Rodríguez, a la que mostró cómo se realiza el proceso de encordado de semilla de mejillón en batea, Rosa Quintana volvió a destacar el potencial del sector bateeiro como máximo exponente de la acuicultura en Galicia y eje prioritario para el Gobierno autonómico.

El hecho de poner los contadores a cero en 2009, así como la ampliación de las concesiones de 30 a 50 años, supone un espaldarazo muy importante para los productores, que tienen garantizado su futuro como sector y pueden acceder a numerosas ayudas y facilidades financieras, precisamente por la seguridad que les genera el disponer de las concesiones a largo plazo.

La titular de Mar incidió en que la Xunta aprovechó la ley de acompañamiento de los presupuestos para dar esta mayor seguridad jurídica a los acuicultores, fundamentalmente a los que se dedican al cultivo de mejillón.

El plazo para explotar bateas experimentales también se incrementa, en este caso de tres a cinco años. Se hace así, en palabras de la propia conselleira, con el propósito de darles espacio temporal suficiente para que puedan desarrollar sus proyectos en condiciones, pero también para permitirles acceder a las ayudas de la UE, que no se pueden conseguir si el proyecto experimental es inferior a un lustro.