Estaba convencido el arriba firmante de que Turquía lo tenía muy crudo para poder pasar de ser un país candidato a un estado miembro de la UE; pero España lo va a arreglar con sus buenos oficios y por la vía marítimo-pesquera, esa autopista que aquí, en la España nuestra de camisa blanca, no somos capaces de orientar adecuadamente para que nuestros barcos, sus armadores y tripulantes puedan vivir sin sobresaltos. Y lo va a hacer, mire usted por dónde, aplicando un proyecto de hermanamiento que será una herramienta de cooperación para mejorar la gestión pesquera del modelo actual de Turquía, "de acuerdo con los estándares de la actual Política Pesquera Común".

Ankara ha sido el punto de encuentro del twinning (hermanamiento), instrumento de la UE con el que fortalecer la cooperación entre las administraciones públicas de los países candidatos y los citados estados miembros de la UE. En 18 meses, hermanados. Pero en España no somos capaces de lograr una aproximación en los intereses pesqueros de las distintas artes, ni tampoco de las distintas comunidades autónomas con intereses pesqueros. Aquí prevalece, y que no me vengan con zarandajas, los derechos históricos, mientras que el objetivo del twinning no es otro que desarrollar y mejorar las estructuras, recursos humanos y habilidades del personal de las administraciones públicas de los países candidatos (en este caso Turquía), necesario para implementar los estándares de los estados miembros.

El proyecto de hermanamiento va en la dirección de avanzar en la capacidad legal y técnica para el control, seguimiento y vigilancia (de esto sabemos un montón); desarrollar medidas disuasorias de gestión para combatir la pesca ilegal no declarada y no reglamentada (de esto saben lo suyo algunos armadores gallegos) y mejorar el sistema actual de recopilación de datos en materia pesquera (aspecto en el que nadie nos tiene que enseñar, porque somos maestros) aunque al final no nos sirva de nada. O para nada.

Pero está bien que España realice esta labor de reforzamiento de los sistemas de gestión pesquera de los demás países, sean o no estados miembros de la UE, porque recibiremos el aplauso de la mismísima Unión Europea encargada, como siempre, de aplicar a los pescadores españoles el sistema del palo y la zanahoria para que aprendamos.

Arreglamos la casa de los demás y no somos capaces de solucionar los problemas de la nuestra.

Debe ser que, cuando los turcos aprendan -dentro de poco tiempo tendremos línea aérea directa desde el aeropuerto de Alvedro con el país del señor Erdogan- vendrán a decirnos aquí como hay que pescar, dónde, cuándo y cuánto.

Porque de esto trata fundamentalmente la gestión pesquera, ¿no?